El deportista austriaco de 42 años, Josef Koeberl, logró superar la tundra por poco más de dos horas y media con apenas protección, sumergido en un cubo transparente de hielo, y armado con un traje de baños y sus brazos contra su pecho.Sin embargo, él mismo admite que es una “sensación estupenda”, pero que tuvo que “concentrarse hacia el final”.
Con esto, Koeberl suma otro ítem a su lista de hazañas físicas realizadas, junto con cruzar el canal de la Mancha nadando y el récord previo en la disciplina del contacto físico con el hielo, que quedó en dos horas, ocho minutos y cuarenta y siete segundos. Para mitigar el daño físico que resultan estas proezas, Josef revela que lo hace “visualizando y aprovechando las emociones positivas”.
Tras romper su récord en Melk, cerca de Viena, el nadador ofreció unas palabras a los medios que estaban cubriendo el suceso. Entre algunas emociones personas y consejos, también dejó ver que volvería a la caja con hielo una vez más para volver a hacer historia.