Michael J. Fox, con 29 años, se había convertido en una celebridad de Hollywood gracias a la trilogía de “Volver al futuro”, la que que lo catapultó al estrellato.
Pero a esa edad también le diagnosticaron la enfermedad de Parkinson. Con menos de 30 años y un hijo de dos, el actor no creía lo que le decían los médicos.
Su enfermedad la mantuvo oculta por casi una década y fue en 1998 cuando decidió contarle al mundo su batalla contra la enfermedad degenerativa y que le provocó una profunda depresión y abuso de alcohol.
En una reciente entrevista, Fox reveló lo que para él fue el “momento más oscuro” en su batalla contra el Parkinson. Ocurrió solo hace dos años y admitió que estuvo a punto de perder la esperanza de vivir, como él mismo cuenta en su próximo libro “No Time Like Future” (No hay otro tiempo mejor que el futuro) y que la revista People publicó un adelanto.
El 2018 le encontraron un tumor en la médula espinal. Traía aparejada una buena noticia y otras dos malas: no era cancerígeno, pero crecía muy rápido y, sobre todo, causaba un enorme dolor al actor.
«Si no me operaba, iba directo a una parálisis», relata Fox, pero explica que el tumor «constreñía la espina dorsal, así que tenían que ser muy cuidadosos quitándolo para no causar daños mayores».
Afortunadamente, la operación resultó un éxito, lo que le siguió una larga recuperación de cuatro meses donde tuvo que aprender a volver a caminar. Sin embargo, el mismo día que iba a rodar para el director Spike Lee, se cayó en la cocina de su casa de Nueva York y se rompió un brazo: «Definitivamente, fue mi momento más oscuro. No puedo caer más bajo. Fue el momento en el que me cuestioné todo. Me dije: ‘No puedo poner buena cara ante esto. No hay una parte buena, no hay un lado luminoso. Todo es dolor y lamento».
«El párkinson, la espalda, el brazo… Sé que no es tanto comparado con lo que tienen que sufrir muchos otros», recuerda Fox en el libro. Afortunadamente con el apoyo de su familia logró salir de ese oscuro momento en que todo parecía no tener sentido.