Según estudios recientes, tras la pandemia hay 600 mil obesos mórbidos en el país y los chilenos han subido en promedio 12 kilos desde la llegada del COVID a Chile.
Las cifras son reveladoras. Según la última Encuesta Nacional de Salud, el 74,2 por ciento de los chilenos tiene sobrepeso, lo que nos posiciona en el segundo país de la OCDE con mayor prevalencia de esta condición.
Sin embargo, con la llegada del COVID, esto se ha agudizado, y las extensas cuarentenas, sumado al teletrabajo y un encierro involuntario que disminuyó la movilidad de las personas y aumentó su ansiedad por comer ante la incertidumbre, dejó como consecuencia la preocupante cifra de 600 mil obesos mórbidos en el país, y un aumento promedio de 12 kilos por persona, según la Sociedad Chilena de Cirugía Bariátrica y Metabólica.
Las consecuencias de este flagelo son nefastas, puesto que el sobrepeso y obesidad traen consigo enfermedades crónicas, que, como su nombre lo indica, los pacientes deberán tratar y cuidar de por vida y su condición de salud se verá seriamente deteriorada. Las tres principales son la Diabetes, Hipertensión arterial y Alteraciones cardíacas, las mismas que exponen a un agravamiento en el caso de contagio de COVID.
Mantener controladas dichas patologías es hoy el desafío, tanto de las personas que las padecen, como de los sistemas de salud, los que deben además salvar la barrera de la distancia social, el confinamiento y el colapso de los servicios médicos, que pone en riesgo la salud de las personas con enfermedades crónicas y los expone al contagio.