Hoy en Palabra Que Es Noticia conversamos con Daniel Quinteros, sociólogo, magíster en Criminología, miembro de la Sociedad Chilena de Criminología, quien investiga migración y además es académico de la Universidad Arturo Prat.
La conversación fue a propósito del plan contra el crimen organizado presentado por el gobierno, las recientes balaceras y la lucha contra el narco. Esto último fue vinculado con los inmigrantes en Chile: el director de la PDI dijo que hay “una estrecha relación en la migración con el fenómeno del narcotráfico”. Consultado por estas declaraciones, Quinteros precisa que “la inmigración colombiana -el flujo mayoritario- fue hace 6 o 7 años. Es una población que ya lleva harto tiempo en el país, y narcotráfico hemos tenido hace mucho tiempo, no son fenómenos que han aparecido de la nada. En los territorios fronterizos está instalado hace mucho tiempo”.
“El mercado de la droga, por muy ilegal que sea, es un mercado como cualquier otro. Funciona como cualquier empresa que busca marginar ganancias y, por lo mismo, el crimen organizado en torno al narcotráfico en general trata de pasar desapercibido. La violencia es un mal elemento para el negocio del narcotráfico, y lo que estamos viendo hoy no son los cabecillas de las bandas los que se están enfrentando. Ellos están ocultos, operan a nivel internacional, tienen otras conexiones y no son los que vemos hoy”, agrega el sociólogo.
Según el también miembro de la Sociedad Chilena de Criminología, “la evidencia es súper clara en señalar que, contrario al mito de que habría un aumento en los niveles de delincuencia (por migrantes), en general la migración tiende a producir una baja en los niveles de delito que se producen en los barrios y lugares donde se insertan. Eso es si uno ve las cifras oficiales, que nos hablan de una parte de la realidad”.
“La proporción de extranjeros que está detenida o enfrentada a un proceso criminal es muy menor a la de chilenos que ha cometido algún delito. Es claro que no existe ese nexo, pero se insiste en ello porque la imagen permite legitimar una serie de políticas que son -igual que del mercado de la droga- cortoplacistas y apelan a la emocionalidad. Así movilizan, ya sea a favor o en contra, un debate”, cuestiona Daniel Quinteros.
Para él, el énfasis debe estar en regular ciertas drogas: “El día que regularicemos -hablemos de regularizar, no legalizar- el consumo de cannabis, se acaba el negocio de un día para otro. Eso, sin duda, es un golpe a cualquier economía criminal o no criminal (…). Al final del día, los mercados de drogas u otras mercancías buscan generar ganancias. Por eso, hay que controlar el flujo de esas ganancias. Lo más peligroso de las organizaciones criminales es ese flujo, porque son los que usan para incrustarse en las instituciones del Estado, policiales o militares”.