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COLUMNA // ¿Se puede jugar en Chile?

El escandaloso, bochornoso, vergonzoso e inexplicable episodio del frustrado partido entre Coquimbo contra Defensa y Justicia que no se jugó, da para sacar varias conclusiones.

Equipo Futuro |

Chile

Por Cristian Arcos, As.com

El escandaloso, bochornoso, vergonzoso e inexplicable episodio del frustrado partido entre Coquimbo contra Defensa y Justicia que no se jugó, da para sacar varias conclusiones. Algunas muy evidentes, como la comedia de equivocaciones que dejó a dos equipos viajando a Santiago para no jugar, hasta algunas consecuencias que tendremos que evaluar con el paso de los meses. Y prepararnos para un escenario aún más adverso para el fútbol chileno a nivel internacional.

Primero le sacaron a Coquimbo la posibilidad de jugar una semifinal continental en su estadio. Algunos argumentan que da lo mismo porque se juega sin público. No pues, la casa es la casa, aunque esté vacía, y todo equipo en una instancia decisiva merece jugar en su cancha. Los argumentos utilizados pueden encajar en reglamento, pueden ser coherentes en lo jurídico, pero se escapan demasiado de la justicia deportiva, un horizonte al que deberían apuntar los torneos de fútbol sudamericano.

Si ese traslado ya costaba entenderlo, la suspensión del partido todavía más. Hay un elemento central que rara vez se ha considerado. Así como son las organizaciones las que formalmente suspenden los partidos (en Chile la ANFP; en Sudamérica la Conmebol) hay una parte de esta ecuación que a menudo no es considerada: la labor de la SEREMI de Salud de las diferentes regiones y su asombrosa disparidad de criterio ante situaciones similares. Ya lo padeció la dirigencia nacional ante la enorme cantidad de pleitos suspendidos por determinaciones del organismo de salud. Ante situaciones similares, la SEREMI de una región suspendía un cotejo, mientras que la de otra zona decía que se podía jugar sin problemas. La postura de las diferentes Secretarías Regionales Ministeriales del país (un cargo político, no técnico) era la demostrar quién manda. Mostrar los dientes, lanzar la jineta sobre la mesa y en el caso de Defensa y Justicia, desconocer un protocolo que las mismas autoridades nacionales se habían comprometido a cumplir. En su cuenta de twitter la SEREMI Metropolitana decía que el organismo no había suspendido el duelo entre Coquimbo y el cuadro trasandino. Cierto, no lo suspendió, sólo que no dejaba salir a los jugadores del hotel ni del país.

No se trata de jugar a cualquier costo. Tampoco se trata de no cumplir las normas de cada Gobierno. Se trata de no darse ciertos “gustitos” pequeños, para demostrar cuotas de poder que en la mayoría de los casos son bastante efímeras. El desprecio de ciertas autoridades por el deporte en general y el fútbol en particular, se refleja con demasiada frecuencia. Se le exige al deporte lo que no se le exige a otras actividades. Se le usa para dar señales contundentes, inflexibles, cuando en otros aspectos se hace una llamativa y conveniente vista gorda.

La Conmebol, que no es precisamente el altar de la justicia deportiva ni de las buenas artes, no le pasará la cuenta a la SEREMI de Salud. Las cuentas pendientes se las cobrará al fútbol chileno. En las oficinas de la ANFP ya saben lo que se comenta en Luque, sede del organismo continental: es difícil ir a jugar a Chile, torneos de clubes y eliminatorias. Así que vayan preparándose que el escenario puede ser aún peor.

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