Para bien o para mal, las drogas son una parte fundamental de la evolución del Rock’n’Roll.
Según Kerrang, Elvis consumía speed, Lemmy recibía pagos de Hendrix en forma de trozos de ácido. Además, Slash consumió tanto Jack Daniels que su lengua se volvió negra.
El Rock y las sustancias nublan la conciencia son un paquete.
De hecho, muchos de nuestro álbumes favoritos fueron grabados por más dinero del necesario. Esto para comprar la siguiente botella, o gramo de sustancia ilícita.
Claramente, el consumo de drogas no es algo positivo. Estas nocivas sustancias han arruinado la vida de incontables estrellas de rock. Y otras han tenido que pasar por el infierno para «limpiar su cuerpo de sus adicciones.
Aún así, acá te dejamos 10 álbumes que, para bien o para mal, fueron fuertemente influenciados por las drogas:
Nine Inch Nails: The Downward Spiral (1994)
Trent Reznor no habla mucho sobre la heroína en su éxito de 1994, The Downward Spiral. Sin embargo las influencias de la droga se sienten desde el principio del disco.
La portada dañada por agua, y el cambio de sonido hacia uno más nihilista e industrial, las letras llenas de depresión son reflejo del estado mental de Reznor en ese tiempo.
La evidencia más literal en The Downward Spiral hacia el consumo de heroína es en el éxito Hurt. En ésta, el compositor habla de como «la aguja abre un hoyo», dando paso a «el familiar y viejo piquete».
Pocas drogas son tan intensas como ésta, y este álbum es una prueba de ello.
Black Sabbath: Vol. 4 (1972)
Para identificar a la musa detrás del volumen 4 de Black Sabbath, uno solo debe escuchar a Snowblind (o «Cegado por la nieve» en español), en la cual Ozzy literalmente dice «cocaína«.
El gélido sonido del álbum y los largos interludio suenan como si estuvieran imitando los efectos del polvo blanco. Con esto, la legendaria banda perdió el sonido mariguanero de Masters of Reality.
Sin embargo, quizá donde más notoria es la influencia de la «caspa del diablo» es en la batería de Bill Ward. Estas se siente fantástica y compleja gracias a una excelente producción.
Aún así, este fue el comienzo del fin para Black Sabbath. Con los exceso de drogas consumidas en este tiempo, los conflictos entre sus miembros no se demoraron en aparecer. Esto finalmente resultó en la muerte de la banda progenitora del Metal.
Metallica: Ride The Lightning (1984)
Solo el hecho de que los 3 primeros álbumes se grabaran fue un milagro. Esto debido a la cantidad de alcohol que consumían Hetfield y compañía consumían.
Sin embargo, Ride The Lightning salió justo después de la primera saboreada de éxito de la banda. Es por esto los jinetes tenían mucho dinero para gastar en tragos.
Fade To Black fue escrita luego de que James, Lars, Kirk y Cliff brasearan una estantería completa de licor.
«Cuando vinimos a Europa en el ’84 íbamos a pubs en Inglaterra y nos tomábamos 10 jarras cada uno«, aseguró Lars al Chicago Tribune.
Alice in Chains: Dirt (1992)
Ocasionalmente, las drogas hace que un álbum se escuche más «rebelde». Mientras que en otras ocasiones, pueden transformar a un proyecto musical en una pieza desgarradoramente triste.
Dirt es un grito de agonia del difunto vocalista de Alice in Chains, Layne Staley. En este, el frontman muestra sus habilidades como poeta en piezas tan magníficas como Man In The Box.
La sucia Junkhead y el extraño sonido de God Smack, dejaron en claro la asociación de la banda con la Heroína y sus peores efectos.
«No quería que mis fans creyeran que la heroína era cool«, aseguró Wayne a Rolling Stone en 1996. Lo que quedó claro con los desgarradores testimonios plasmados en las letras de la primera cara de la popular banda Grunge.
Blur: 13 (1999)
El Britpop se había acabado. Hacia finales de los años ’90, el sonido que dominó las radios británicas estaba llegando a su fin y Blur también.
El deprimente disco de la banda de Damon Albarn, tiene un sonido denso, experimental, estridente y saturado. Y no es de extrañar, la agrupación estaba alcanzando el momento más «bajo» de la adicción a la heroína.
Y si bien Beetlebum, la oda al opioide de Blur, se encuentra en el disco Blur (1997), es en 13 que se pueden sentir los pesados efectos del «caballo» en la sangre de Albarn y compañía.
Canciones como Caramel, Trimm Trab, y Trailerpark muestran a un despechado Damon superando su quiebre amoroso. Todo a través de la experimentación musical y las drogas.