Russell Jones, un hombre de Londres, publicó a través de Facebook una noticia que se viralizó rápidamente: su perro, quien llevaba cojeando un tiempo, no tenía ningún problema médico, sino que solo lo imitaba.
Cojeaba sin dolor
Bill, un lurcher —raza inglesa de canes—, había comenzado a cojear hace unas semanas, recogía su pata delantera cuando caminaba sin quejarse, lo que preocupó a su dueño.
Jones lo llevó al veterinario para empezar una serie de exámenes sin hallazgos. Las radiografías de la pata delantera de Bill no mostraban lesiones y el especialista, al cabo de unas semanas, no logró dar con un diagnóstico concreto.
Conversando con el veterinario, y luego de múltiples exámenes sin un diagnóstico, el médico le preguntó a Jones cuándo fue que Bill había empezado a cojear. Luego de unos momentos recordando, Rossell le comentó que había sido hace unas semanas, luego de que él mismo se había lesionado. Fue ahí cuando supieron su diagnóstico: el perro, en un acto de empatía había comenzado a imitar a su dueño.
“Invertí 300 libras en los veterinarios y en radiografías y no le pasaba nada malo. Es simplemente empatía. Lo amo”. Estas fueron las palabras de Russell Jones en su publicación a través de redes sociales.
Especies empáticas
Según publicó MailOnline, la conducta de Bill no es para nada extraña. Son muchos los animales que imitan conductas como signo de empatía.
Según expertos citados en el medio, muchas especies imitan a sus pares, incluyendo la especie humana, pero en el caso de los perros, es muy frecuente que esta imitación se extienda e imiten a sus dueños.
Según un estudio realizado en 2011 por la Universidad de Viena, existe una tendencia de los canes a imitar. Del total de perros analizados, la mitad vieron en sus dueños una “figura líder” de la cual copiaban su comportamiento, les trajera o no una recompensa.
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