ENTREVISTAS

A los cuicos hay que “encerrarlos para que no se escondan debajo de la cama en sus carretes”

Arelis Uribe bromea. Lo que en realidad le preocupa a la autora de “Las heridas” es la sobre representación de este sector “en los espacios de toma de decisiones y de administración de lo público y la riqueza”.

Agencia Uno |

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Arelis Uribe bromea. Lo que en realidad le preocupa a la autora de “Las heridas” es la sobre representación de este sector “en los espacios de toma de decisiones y de administración de lo público y la riqueza”.

Hoy en Palabras Sacan Palabras conversamos con Arelis Uribe, periodista, magíster en Comunicación Política y autora de “Las heridas”, entre otros libros.

Nos habló desde Nueva York, hacia donde viajó becada para estudiar una maestría: “Lo más difícil para mí en octubre del 2019 fue sentir mucha culpa de saber que a mí las balas de los pacos no podían arrancarme los ojos donde yo estaba. Esa era una impotencia: saber que todas las personas de Chile estaban poniendo el cuerpo en la calle, corriendo el riesgo de perder la vista, la vida o aparecer calcinados en Kayser”, confiesa Uribe.

Estallido Social

De hecho, así como le dolió ver el estallido social por pantallas, justamente de dolores va su última obra: “Las Heridas es una trama de historias que compuse a partir de crónicas personales o autobiográficas. Este libro no es mi biografía, si no que historias en las que hago el pacto con quien me lee de que realmente me pasaron: es no ficción. Estas son de mi familia, de la muerte de mi padre y de un amor que tuve y luego tuve que dejar ir”.

“Me dije a mi misma muchas veces, lo pensé: ‘¿A quién le importa mi dolor?’, ‘en Chile están pasando cosas más terribles que que se te muera tu papá o separarte de alguien que amas’. Pero, a medida que el libro ha sido leído, ha tenido lecturas con perspectiva de clase y feminista. Esa se hace comúnmente de mi obra, porque es la perspectiva que tengo a la hora de crear”, explica la escritora.

Arelis Uribe armó ese punto de vista gracias a otros, como todos. A hombros de gigantes: Pedro Lemebel, Violeta Parra, Roberto Bolaño, Gabriela Mistral, Alfredo Gómez Morel, Gladys González. Gracias a ellos, dice, se dio cuenta “que lo que yo era, que los espacios que habitaba -Gran Avenida, una universidad pública o un colegio que tiene muy pocos recursos materiales- podían ser escenografía para contar historias humanas universales, pero con la particularidad de esta precariedad material”.

“Esa creo yo que es la lectura de clases que hago, porque a mí me atraviesa eso, porque esa es mi familia, tiene un origen popular trabajador. Hago homenaje y construyo belleza a partir de esa singularidad que me atraviesa”, resume la periodista.

¿Vaso medio lleno o medio vacío?

Pero pese a que “Las heridas” está compuesto a partir de historias sufridas, hay algo de optimismo en la cabeza y corazón de Arelis: “Creo en varias cosas: en los brazos de la gente, creo en su solidaridad, creo en la sed de las personas por habitar espacios más bellos, justos, nobles y tiernos”.

“Pero hay cosas en las que no creo: tengo mucha suspicacia del proceso constituyente. Tengo terror de que se vuelva un espacio de gente privilegiada, universitaria, blanca, cuica, que se postule por comunas en la que nunca ha vivido por lo que no conoce los problemas territoriales de esos lugares. Mucho susto de que se vuelva una dúplica del Congreso con gente que tenga sueldos millonarios y que no sea capaz de observar cuáles son las grietas reales en las que hay que zambullirse; para entender cuáles son las desconexiones que nos están ocurriendo como país que nos tienen en las calles arrancándonos los ojos”, matiza la escritora.

Ella pone el acento en la gente privilegiada: los “cuicos”. ¿Qué hacemos con ellos? “Encerrarlos para que no se escondan debajo de la cama en sus carretes”, bromea Arelis Uribe. “No… El problema es su sobre representación en los espacios de toma de decisiones y de administración de lo público y la riqueza. Ese es el problema con los cuicos, y que se heredan entre ellos -una y otra vez- sus privilegios: estudian en los mismos colegios. Estudian en las mismas universidades, se heredan las empresas y propiedades de sus familias… hay que hacer cambios estructurales reales”.

“Por ejemplo, revisar las leyes de herencia en Chile: ¿qué significa heredar en Chile? ¿Quién está heredando a quién qué cosa? Hay que hacer una revisión revolucionaria, delirante, imposible e impensada. Acerca de la distribución de la riqueza en el país, eso me parece fundamental”, concluye la autora de “Las Heridas”.

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