Ara Malikian, un violinista libanés conoció el poder de la música en medio de la guerra y aprendió a tocar violín lejos de los conservatorios. Escondido en un sótano lleno de ratas y cucarachas, el hombre consiguió siendo adolescente viajar a Alemania a perfeccionar su técnica.
Ara Malikian: «Un lugar lleno de ratas y cucarachas»
Ara Malikian nación en Beirut en 1968 en el seno de una familia armenia. Comenzó con el violín desde muy pequeño, debido a que su padre, violinista también, lo empujó a tocar el instrumento.
Malikian aprendió a tocar en un sótano donde vivía. «Era un lugar lleno de ratas y cucarachas, pero para mí era un sitio real. Oíamos las bombas, era una situación muy dramática y, de repente, alguno de nosotros empezaba a hacer música Otros a cantar, todos a bailar», recuerda en una entrevista con la AFP de Madrid.
«Vi cómo la música y el arte cambiaban el ánimo de las personas, daban esperanza, daban alegría. Olvidábamos todas las penas, todas las guerras y las bombas», sigue. «Desde el momento que nací, me puso un violín en la barbilla y, quisiera o no, tenía que tocarlo. Menos mal, luego me enamoré de este instrumento, así que no tuve problemas psicológicos».
Ara Malikian y el rock
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Conciertos COVID
La pandemia por coronavirus sorprendió a Malikian en la mitad de su gira internacional «Royal Garate», la cual decidió anular. Había tocado en el Olympia en Paris y tenía pendiente viajar a Moscú, Milán, Buenos Aires, São Paulo y México, entre otros países.
Pasó el confinamiento componiendo con su hijo y finalmente el violinista volvió a los escenarios. Hasta el momento, solo en España, donde las salas siguen abiertas.
Dijo que los espectáculos han sido muy emotivos. «Con mascarillas, con distancia, pensábamos que iba a ser muy duro de hacer conciertos, con aforos muy limitados. Pero fue maravilloso porque la gente, a pesar del susto (…) venían a vernos a escuchar y eso te anima mucho, te emociona mucho», agregó.