El actual encargado de la batería en Scorpions, Mikkey Dee, se refirió a su caótica llegada a Motörhead y su relación con la leyenda… Lemmy Kilmister.
Uno de los más queridos músicos del rock y el metal, es el gran Mikkey Dee. Un estandarte de la batería en grandes bandas como King Diamond y Dokken por decir algunos, se convirtió en un músico respetado en gran medida, por su paso por Motörhead.
Arribó a la banda en 1992 pero a lo contrario que todos podíamos pensar, el baterista no lo pasó tan bien y se refirió a esto en el programa Cassius Morris Show:
“Me di cuenta de que Motörhead no es solo una banda, es una institución. Estos tipos estaban tan jodidamente locos que nunca había visto algo así”.
Mikkey Dee además, afirmó que se sentía muy «novato» en comparación a sus compañeros: “Me consideraba un novato muy joven en aquel momento, sentía que todavía no pertenecía a esa categoría. “Necesito ganarme mis galones, necesito estar de gira, hacer algo de rutina y tal vez pueda encajar en una banda como esta”. Porque si me unía a la banda, me gustaría marcar la diferencia. Vi muchos problemas en Motörhead cuando me uní a ellos porque era bastante caótico”.
El baterista señaló el momento que «encontró su lugar»: “Tenías a Wurzel, a Phil y a Lemmy, tres miembros que no querían ocuparse del negocio en lo absoluto. Solo querían tocar rock and roll y divertirse. Entré en la banda y asumí ese papel de inmediato junto con nuestro manager. Tuve el mismo papel con King Diamond, y prácticamente el mismo papel con Dokken; una especie de intermediario”.
Sobre este punto, aseguró: “Simplemente no les interesaba. Pensaban que el negocio era una industria chupa sangre que solo quería aprovecharse de ellos. Y tenían razón, porque hasta ese momento era un caos. Se les trató duramente de muchas maneras. Los sellos y la administración… La gente se aprovechó de ellos. No digo que fueran estúpidos de ninguna forma, pero no estaban lo suficientemente involucrados en muchos de los detalles, diría yo.»
Sobre la conducción de negocios de la banda, Mikkey Dee señaló: “Cuando conseguimos a Todd Singerman como nuestro manager se quedó hasta el final, y sigue siendo el mejor tipo que he conocido en esta industria en lo que respecta a la honestidad y el trabajo duro. Él todavía se ocupa de la propiedad de Motörhead, todo tiene que pasar por Todd, y eso es genial. Todos amamos a Todd. Y Lemmy había confiado plenamente en él, así que Todd y yo nos hicimos cargo de esa parte. Fue genial, fue fantástico. Así es como quería que fuese, y vi a Lemmy muy aliviado: “No quiero hablar de esta mierda. Siempre se trata de dinero, siempre se trata de esto”. “Bueno, tenemos que hablar de eso”. “Ocúpate tú” decía Lemmy… Y así lo hice” cerró el ex baterista de Motörhead.