Para León Murillo, el stand-up era “terapéutico”: “Botaba toda esa caca que tenía en el alma”, dice el humorista que este verano está experimentando en ADN con “Entre el bien y el bar”.
Hoy en Palabras Sacan Palabras conversamos con León Murillo, humorista y actual primo radial pues está haciendo el programa “Entre el bien y el bar” junto al también humorista Rodrigo González en Radio ADN.
Murillo ha sido uno de los pioneros del stand-up en Chile, aunque con una elegante falsa modestia prefiera bajarle el pelo al asunto. Así cuenta cómo empezó todo: “Partimos haciendo esto a finales del 2004 o mediados del 2005.
Éramos un puñado de personas que veníamos saliendo del formato del café concert, yo saliendo de una pasantía que hice en televisión, entonces ocupaba el bar en la noche para irme a desahogar. Tiraba toda la mala energía arriba del escenario, me reía de aquello, y así partió. Muy poca gente en ese momento sabía que lo que hacíamos se llamaba stand-up”.
León Murillo el pionero
“Vi que hay unas salas donde la gente va a tirar platos, romper cosas, descargarse… para mí el escenario es un poco como eso (…). Me sentía explotado en televisión, sentía que no se me correspondía y efectivamente era así. Tenía mucha mierda acumulada y la tiraba en el escenario, entonces era terapéutico. Botaba toda esa caca que tenía en el alma. Ahora afortunadamente me he reformulado y he crecido”, continúa el humorista.
¿Stand-up? ¿Cómo dice que dijo?
En esa época prehistórica para el stand-up en Chile, donde el concepto ni si quiera existía, León Murillo cuenta que había “referencias de lo que se estaba haciendo. Pero a Chile llegó lo que se hacía en Argentina, y después de 3 o 4 años logré cachar que lo que yo hacía se asemejaba a lo que hacían los gringos hace muchos años y que se llamaba stand-up. Mi referente por mucho tiempo fue el Coco Legrand y su ‘crítica social’; todos queríamos hacer un poco eso, y después fuimos agarrando cada quien su propio camino”.
“El humor o la comedia como género es tratar de hacer reír, y ahí viene lo que yo llamo lo semitonos: corrientes, en este caso el stand-up. El stand-up es un cuentachistes, pero la diferencia es que el comediante acá tiene un punto de vista y en algún sentido toma una postura. Eso es un riesgo, porque contar un chiste cualquiera es un chiste nada más y el humorista no se casa con eso, pero el que hace stand-up de cierta forma lo defiende”, explica el ganador de gaviotas en el Festival de Viña.
Y el camino no ha sido fácil: “Cuando logro hacer esta mirada hacia atrás, (lo que hago) tiene que ver un poco con las experiencias propias. Yo llegué al humor sin pretenderlo, llegué de vuelta de muchas cosas. En el Festival de Viña tenía 45 años, y decidí profesionalizarme a los 35. No es que toda la vida haya querido hacer esto”.
“Metí mano a mis experiencias de vida: haber estado en situación de calle, experimentado situaciones adversas y hay toda una generación postdictadura a la que nos tocó muy difícil… cualquier persona que venía de provincia tenía que jugársela, llegar a una pieza con un colchón y pagando un arriendo miserable”, confiesa Murillo.
Juguemos a hacer radio
Pero no sólo se dedica al stand-up. Con la pandemia todos han tenido que adaptarse, y parte de eso es “Entre el bien y el bar”, que va de lunes a viernes entre las 5 y 6 de la tarde por Radio ADN. Así lo describe el humorista, quien es la mitad del programa: “Es un experimento estival en el que estoy junto con Rodrigo González; y estamos todos los días de 5 a 6 de la tarde en la ADN. Es básicamente un recreo, intentamos llamarlo un happy hour, y es un cúmulo de tonteras y estupideces”.
“Estamos hablando con él lo mismo que hemos hablado los últimos 25 años en un asado cagándonos de la risa, pero ahora nos escucha gente. Es un delirio. Si a alguien que nos escucha les parece que es una estupidez, es porque es exactamente eso”, concluye León Murillo.