La fecha de término de los contratos de confidencialidad de las versiones anteriores del Festival de Viña del Mar han permitido saber sabrosas historias de pasillos y los secretos más jugosos de los camarines de la larga lista de artistas que han pisado uno de los escenarios más grandes del mundo, como es el de la Quinta Vergara.
Sobre los curiosos detalles ocultos del certamen viñamarino, ADN conversó la exproductora general del evento, Carla Ruz, quien además ha sido además la única mujer que ha ocupado ese importante cargo en la historia del festival.
Elton John, su piano gigante y su casa rodante al lado de un retén móvil
La casa rodante de Elton John debió ser colocada donde estaba estacionado un retén móvil de Carabineros. Y esta contenía dos carpas: una para su vestuario y otra solo para sus lentes. Incluso tuvo una mención especial la operación para colocar su piano en la Quinta Vergara.
Mover el piano de Elton John en Viña representó una odisea tan grande que terminó en el programa Cargas Imposibles, de NatGeo.
Las pelotas de Rod Stewart en el escenario
El momento protagonizado por el Rod Stewart y los balones que regaló a su público en pleno show también tuvieron espacio en la conversación de Ruz con ADN.
El músico inglés solicitó 48 pelotas oficiales de FIFA en su camarín, las autografió todas y pidió que fueran puestas en bolsas de tela negra en las dos alas del escenario para poder repartirlas entre el público.
«Eran 48 y repartió 47, porque tengo una en mi casa», confesó la productora entre risas.
Las exigencias de Morrissey
Otra de las noches más anecdóticas fue la de la presentación de Morrissey, quien exigió que esa noche no existiera carne en ninguno de los caterings de la Quinta ni ningún olor de ningún tipo.
Carla Ruz revela un extraño detalle en els et del ex The Smiths: «Él tenía una chamán que lo seguía, que se tenía que sentar a cierto lado del escenario, que era el primer contacto visual que él hacía para ver cómo estaba su aura y si, en definitiva, el show iba a correr bien. Nos llevó a esta señora, la senté en un lugar estratégico, le dije ‘mire, estas son las entradas, las salidas. Cuando él salga la va a mirar a usted, él ya sabe que usted va a estar sentada en este lugar’, y así fue como se fue desarrollando el show. Pero ella viaja al show donde Morrissey esté, en cualquier parte del mundo».
Sting y el show más desafiante de Viña
Ruz también recordó uno de sus momentos más desafiantes frente a aspectos clave de la organización. Nada menos que cómo se prepararon en conjunto con la Orquesta Sinfónica para la presentación de Sting seis meses antes del show, con las partituras oficiales que les habían sido enviadas por el director de orquesta del artista. Había un solo problema: a pocos días de su llegada, se enteraron que para una de las canciones se necesitaba a un gran saxofonista.
«A ultima hora yo supe que necesitaba un saxo para hacer uno de los temas. Y entre la desesperación, veo al maestro Andrés Pérez. Hablo con el maestro y le digo ‘Maestro, ¿se atreve? porque en cada lugar en que Sting va con este tour tiene que ser un músico local, que es el solista y no sé qué’, y me dice ‘ya, vamos, ¡a ensayar! no hay más'», contó la exproductora.