El 19 de marzo de 1994, Damien Echols y Jason Baldwin, dos jóvenes de 18 y 16 años, respectivamente, fueron declarados culpables por tres cargos de asesinato. Baldwin fue condenado a cadena perpetua y Echols a pena de muerte. Un tercer adolescente, Jessie Misskelley —de 17 años—, había sido condenado en febrero, por el mismo caso, a una cadena perpetua más 40 años de prisión.
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Este es el mediático caso conocido como «Los tres de West Memphis». Alcanzaron a estar 18 años en prisión.
Los asesinatos de Robin Hood Hills
Steve Branch, Michael Moore y Christopher Byers, tres niños de ocho años, salieron de sus casas para ir a andar en bici por los alrededores de su barrio en Robin Hood Hills. Ese día, el 5 de mayo de 1993 a las siete de la tarde, el padre de Christopher informó a la policía que su hijo estaba desaparecido.
A las 13:45 hrs del día siguiente, las familias de los niños recibieron la peor de las noticias: habían encontrado el cuerpo de los tres menores sin vida.
Desnudos y con sus tobillos atados a sus muñecas con sus propios cordones, fueron hallados los cuerpos de los niños en una zanja de arroyo que conducía a un gran canal de drenaje en Robin Hood Hills. Un escenario devastador en medio de un bosque lodoso.
No es necesario entrar en los detalles de los hallazgos en los cadáveres que aturdieron al pueblo, la ciudad y al país entero. Fue una tragedia y tanto las familias como los vecinos querían justicia.
La cobertura mediática
Casos que conmocionan
La función del periodismo es satisfacer un derecho en particular: el derecho de información. Muchas veces, por la inmediatez requerida al momento de comunicar y por casos que conmueven e impactan, la actitud de objetividad y la misión de informar es, a ratos, olvidada por los periodistas.
Cuando suceden grandes tragedias como terremotos o incendios, cuando hay trágicos accidentes o asesinatos, es común que se genere un «circo» mediático. Existe un interés público en el dolor que se separa mediante una delgada línea del morbo, algo que hemos visto en Chile durante el último mes. Las tragedias como la muerte de niños generan un impacto enorme en la población. Así fue también el caso de los asesinatos de Robin Hood Hills.
Los sospechosos: tres adolescentes
La sospecha fue dirigida a tres jóvenes rápidamente. Se habían caracterizado por tener antecedentes delictivos, fueron detenidos y, conforme avanzaba el juicio, la prensa los estigmatizaba y contribuía con su grano de arena a generar una opinión sobre «Los Tres de West Memphis».
Misskelley era un chico con discapacidad cognitiva, bueno para involucrarse en peleas callejeras; Echols, un joven de aspecto dark, escuchaba metal pesado y tenía interés por libros extraños y rituales «satánicos»; y Baldwin, quien era un joven de apariencia «normal», un tanto tímido, pero que, según conocidos, habría hecho cualquier cosa que le pidiera Echols.
Su detención, los juicios, las opiniones de conocidos y desconocidos sobre los adolescentes formalizados. Todo. Absolutamente todo lo relacionado al caso, era cubierto por la prensa televisiva, radial y escrita de la época.
Previo al fallo, tanto los medios de comunicación, las familias, el jurado, como el pueblo conmocionado, no creían, sino que «sabían» que estos tres adolescentes eran los culpables. Exigían las peores penas, sonaba fuerte la petición de pena de muerte… ¿suena conocido?
Con un juicio condicionado por la emoción, conmoción y afán de justicia por el horrible crimen, menos de un año después, un fiscal y un pueblo herido condenaron a los tres adolescentes de por vida.
El juicio
Jessie Misskelley
Misskelley confesó que entre los tres habían asesinado a los niños. Luego de contar distintas historias, equivocarse sobre los actos cometidos, los lugares, los utensilios y el timing, el joven de 17 años, con discapacidad cognitiva, logró elaborar una «confesión». ¿Por qué? Le ofrecieron tratos preferenciales es su estancia de por vida en la cárcel si confesaba.
«Un clásico ejemplo de coacción policial», esas fueron las palabras no tomadas que cuenta del sociólogo Ritchard Ofshe, sobre la confesión de Misskelley en el juicio en calidad de experto.
El 5 de febrero de 1994, un jurado condenó a Misskelley por un cargo de asesinato en primer grado y dos en segundo grado. El tribunal lo condenó a una cadena perpetua más 40 años de prisión. Su condena fue apelada, pero la Corte Suprema de Arkansas confirmó la condena.
Damien Echols y Jason Baldwin
Tres semanas después de la condena de Misskelley, Echols y Baldwin fueron a juicio. La fiscalía los acusó de haber cometido «asesinatos satánicos». Esto, bajo el asesoramiento de la corte por un «profesional» de la Universidad Columbia Pacific, no acreditada: Dale W. Griffis.
Echols tenía conocimientos de detalles estremecedores del caso, detalles que habían sido publicados en los medios de comunicación y también comentados por los policías que merodeaban alrededor de Damien. Sin embargo, la fiscalía consideró que su conocimiento sobre estos detalles lo inculpaban.
Así, el 19 de marzo de 1994, Echols y Baldwin fueron declarados culpables de tres cargos de los cargos de asesinato. El tribunal condenó a Echols a muerte y a Baldwin a cadena perpetua.
El activismo por su liberación
Cine
Joe Berlinger y Bruce Sinofsky dirigieron tres documentales que mostraban las incongruencias en las pruebas presentadas en el juicio que condenó a los adolescentes.
«Paradise Lost: The Child Murders at Robin Hood Hills», «Paradise Lost 2: Revelations» y «Paradise Lost 3: Purgatory» fueron las tres entregas. La primera supuso el primer precedente en el uso de música de la banda Metallica para una película, lo cual atrajo atención al caso.
La canción «Nothing Else Matters» de Metallica se convirtió en la melodía insignia de su lucha por la libertad, además de la crítica a la caza de chivos expiatorios del caso.
Otro documental dirigido por Amy J. Berg y producido por el propio Damien Echols, «West of Memphis», fue estrenado en la edición de 2012 del Festival de Cine de Sundance. El largometraje, de más de dos horas, recapitula lo sucedido durante los 18 años que estuvieron en prisión hasta que fueron liberados.
Lo último en la pantalla grande fue el estreno de la película de ficción «Devil’s Knot» en 2013. Dirigida por el cineasta armenio-canadiense Atom Egoyan y basado en un libro escrito unos años antes por Mara Leveritt, también recapitula lo sucedido.
Libros
También se publicaron libros sobre el tema, entre ellos, «Blood of Innocents de Guy Reel, The Last Pentacle of the Sun: Writings in Support of the West Memphis Three», editado por Brett Alexander Savory y M. W. Anderson.
«Devil’s Knot: The True Story of the West Memphis Three», escrito por Mara Leveritt (el citado anteriormente), el cual también plantea que los tres jóvenes fueron condenados injustamente.
«Almost Home: My Life Story Vol 1», por ejemplo, fueron las memorias escritas por el propio Echols en 2005, donde cuanta su perspectiva del caso.
En 2012, Greg Day publicó «Untying the Knot: John Mark Byers and the West Memphis Three», uno más que se suma a los cuestionamientos del caso.
Músicos
La iniciativa partió en 2002 con Henry Rollins, quien en el documental «West of Memphis», comento que cuando vio el caso por televisión y luego de enterarse de las incongruencias en el caso se sintió totalmente identificado con Echols. «Pude haber sido yo», dijo el polifacético artista en el documental.
Rollins trabajó en 2002 junto a otros vocalistas del mundo del rock, punk, metal y hip hop para elaborar el álbum ‘Rise Above: 24 Black Flag Songs to Benefit the West Memphis Three’. La entrega fue un conjunto de nuevas versiones de temas de la banda Black Flag a cargo de Rollins Band.
El dinero recaudado por las ventas fue donado a un fondo legal destinado a trabajar en el caso de «Los Tres de West Memphis».
La banda de metalcore, Zao, en su álbum ‘Parade of Chaos’, incluye una canción inspirada en el caso llamada «Free the Three».
La banda Disturbed publicó en abril de 2011 la canción «3» en su página web. El single trata sobre «Los Tres de West Memphis» y su recaudación fue destinada en su totalidad a beneficio de la fundación «West Memphis Three».
Otro artista que estuvo involucrado en el activismo por «Los Tres de West Memphis» fue Eddie Vedder. El líder de Pearl Jam acompañó a Echols y Jason Baldwin durante más de 10 años. Mantenía periódicamente, conversaciones de dos horas al teléfono con Echols y realizó decenas de conciertos en el nombre de la liberación de estos tres jóvenes.
Lorri Davis
Todo el activismo es agradecido por los chicos de West Memphis. Sin embargo, la incansable responsable de exigir justicia fue Lorri David, esposa de Echols. Se casaron en 1996 cuando el joven Damien estaba en el pasillo de la muerte condenado a una inyección letal.
Ella no se cansó. Estuvo los 18 años que estuvieron encerrados liderando la batalla por conseguir los medios necesarios para sacar a su novio, y después esposo, de la cárcel. “El tiempo más duro fue el que viví antes de que mi mujer llegase a mi vida, cuando no tenía ningún apoyo ni esperanza. Pasé los dos primeros años de mi condena con rabia y miedo, estaba el infierno”, señaló Echols a The Objetive hace unos años.
La liberación
El 19 de agosto de 2011, Damien Echols, Jason Baldwin y Jessie Misskelley se declararon culpables, pero afirmando su inocencia en un juicio que todo el activismo en torno a su caso consiguió. Esto, debido a que el juez buscaba condenarlos a 18 años y 78 días —que era el tiempo que ya habían cumplido en prisión— como una medida desesperada por hacer justicia a pesar de que la ley no lo permitiera.
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Una de las principales pruebas en contra de «Los Tres de West Memphis» fue el testimonio de Misskelley. Esta narrativa fue tomada como prueba a pesar de que Jessie era un joven con discapacidad cognitiva, quien, además, tenía una coartada para el momento en el que fueron asesinados los niños. Coartada que contaba con el respaldo de más de tres testigos que afirmaron haberlo visto durante las horas en que los niños fueron asesinados.
Según el mismo testimonio, los jóvenes habrían apuñalado a las víctimas. Sin embargo, la teoría de cortes con un arma blanca fueron descartadas por los peritos forenses, las heridas en los cuerpos de los niños fueron posteriores al asesinato y habían sido ocasionadas, irrefutablemente, por animales de la zona.
Como estos, son muchos los puntos que terminaron por convencer, incluso al juez que tuvo que declararlos culpables para su liberación, que los chicos eran inocentes. «West of Memphis», el documental, narra detalladamente todas estas aristas, además de dirigir la atención al padrastro de uno de los niños asesinados.
La cobertura de casos mediáticos que conmocionan a una comunidad pueden condicionar las decisiones que se tomen en torno a los casos. Ponen en la agenda mediática discusiones como la pena de muerte y pueden condicionar el juicio de autoridades que toman decisiones trascendentes.
Son muchos los factores que causaron la condena de estos tres adolescentes inocentes, no solo los medios. Sin embargo, se puede aprender de los errores cometidos por el periodismo en el pasado para no repetirlos 30 años después.