El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, confirmó el pasado domingo 28 de marzo el uso recreativo de la marihuana para mayores de 21 años.
Cuomo dijo en un comunicado: «Legalizar el cannabis para adultos no busca solo crear un nuevo mercado que proporcione empleos y beneficie la economía, sino también dar justicia a comunidades marginadas por mucho tiempo y garantizar que los que fueron penalizados injustamente en el pasado tengan ahora la oportunidad de beneficiarse»
Resolución histórica para Nueva York
El acuerdo logrado entre Cuomo y legisladores de Nueva York permitirá que cualquier residente del estado pueda comprar y cultivar hasta seis plantas para consumo personal.
«Esta legislación, que es histórica, trae justicia al estado de Nueva York al acabar con la prohibición y impugnar a los condenados, que son en su mayoría neoyorquinos negros y latinos», dijo Anne Oredeko, de la Unidad de Justicia Racional de la Fiscalía.
Cannabis con fines recreativos en Estados Unidos
De esta manera, Estados Unidos suma un total de 15 estados en donde se ha tomado la decisión de legalizar el uso de la cannabis para fines recreativos.
Nueva York se suma a los estados de Alaska, California, Colorado, Massachusetts, Nevada y Oregon, entre otros, que han legalizado la cannabis, siguiendo la tendencia que se ha dado en otros países y que tiene como uno de sus objetivos, combatir el narcotráfico.
Usar marihuana para tratar migrañas provocaría dolores de cabeza
Un estudio de la Universidad de Stanford, liderado por el doctor Niushen Zhang descubrió que, si bien el uso de cannabis esta asociado al tratamiento de las migrañas para aliviar algunos síntomas, esta solamente sería una solución temporal. Lo anterior debido a que podría aparecer un dolor apodado «de rebote».
Los investigadores analizaron los casos de 368 personas que experimentaron migraña crónica por al menos un año. De ellos, 150 consumían marihuana de una forma u otra y los otros 218 no lo hacían.
Los resultados de investigación arrojaron que quienes empleaban cannabis como tratamiento tenían 6 veces más probabilidades de experimentar un dolor de cabeza secundario.