Gary Oldman sin duda que es uno de los actores más reconocidos de Hollywood. En su larga trayectoria como intérprete, ha recibido tres BAFTA, un premio Saturno, un Globo de Oro y un Oscar a mejor actor por su papel de Winston Churchill en “Darkest Hour” en 2018.
Sin embargo, no todo ha sido aplausos y risas en la vida del actor británico de 62 años. En una reciente entrevista habló de sus oscuros días en los que luchaba contra su alcoholismo.
Gary Oldman y su alcoholismo
«Solía sudar vodka. Se convierte en una parte tan importante de ti. Mi lengua estaría negra por la mañana y le echaría la culpa al champú», dijo Oldman en conversación con Los Angeles Times.
«No se lo desearía a mi peor enemigo, estar en sus garras. Es un infierno», agrega el actor, quien este año cumple 24 años sin tomar una gota de alcohol.
«Cuando bebía, trabajaba y recordaba líneas, así que sientes que te estás saliendo con la tuya, en el fondo, debajo de la negación, ya sabes», dagrega Gary Oldman.
Para el protagonista de «Mank«, la nueva película de David Fincher, uno de los factores que influyó en su adicción a la bebida fue la «idealización» que hizo de ella, siguiendo el ejemplo de sus referentes, como por ejemplo, Ernest Hemingway.
“La gente lo romantiza, e incluso yo lo romanticé. Todos mis héroes eran bebedores o adictos al opio, y uno se vuelve loco por estos poetas, dramaturgos y actores que eran grandes bebedores”, señaló Oldman.
Durante casi tres décadas, Gary Oldman fue un alcohólico activo, periodo en el que estuvo dos veces en rehabilitación. Ahora, en este mes de marzo cumplirá 24 años alejado de la bebida.
Su aclamado rol en «Mank»
Fincher presentó a Mankiewicz a Oldman como un «papel acostado», ya que el escritor, recuperándose de una pierna rota, pasa gran parte de la película acostado en la cama. Lo que Fincher no le dijo a Oldman fue que estaría en casi todas las escenas de la película o que los días a menudo comenzaban antes del amanecer.