En Palabra Que Es Noticia conversamos con Raúl Moya, padre de Tamara, la menor de 5 años que fue asesinada hace una semana por el disparo de un delincuente en medio de una encerrona en la zona norte de Santiago.
El día de ayer, Moya hizo un llamado a las autoridades a sancionar a los responsables de la muerte de su hija, además de interpelar al Presidente Piñera para reinstalar, incluso, la pena capital.
“Por pena de muerte, creo que no puede haber crimen más atroz que quitarle la vida a un ser tan indefenso. En el caso de mi hija fue con total alevosía, fue a quema ropa, fue intencional. Yo sé que mi hija no va a volver, pero la clase de bestias que hace esto, tienen que saber que se están jugando el pellejo. El Estado de Chile es también en parte responsable del crimen de mi hija. El Estado de Chile tiene las manos manchadas con sangre”, asegura el padre de Tamara.
“El presidente nos dio sus condolencias y nos ofreció toda clase de ayuda jurídica y psicológica, de terapia. Pero cuando me hablan de terapia, la única terapia que me sirve es que hagan justicia. No pretendo evadir este dolor, pero para poder enfrentarlo con paz en el alma, espero que esta gente caiga. Todavía andan sueltos en las calles. Todavía pueden lastimar a más gente”, agrega.
Sobre conocer al autor del disparo
Raúl Moya asegura que conoce la identidad del autor del disparo que le quitó la vida a la pequeña Tamara: “Ayer estuvimos en la Brigada de Homicidios y me pidieron que no interfiriera en la investigación, pero lo dicho…dicho esta”.
“Tomamos contacto con los medios porque en Chile es la única forma de exigir justicia. Es una campaña de relaciones públicas macabra. Estamos prácticamente haciendo publicidad del atroz homicidio de mi hija, porque es la única forma de presionar al Gobierno para hacer cambios, la única forma de presionar a la policía, de presionar a los fiscales. De lo contrario mi hija sería simplemente una estadística. Ella era una niña inocente, buena dulce, no merecía tener el final que tuvo”, señala.
Justicia para Tamara
Moya revela su estado por estos días: “Es un dolor físico, del alma, de la mente. Yo llego a mi departamento en la noche y estoy hecho pedazos. Pero no podría estar aquí mirando el techo sin hacer algo en su memoria”.
También se refiere a casos similares que no encuentran justicia: “Mi hija no debía ser más importante que ninguno de los 40 niños que ya han muerto. De esos 40 niños: ¿cuánta justicia ya hubo? ¿Cuántos de esos desgraciados están presos? ¿Por qué esos padres no tuvieron justicia? Porque no salieron a la calle, porque no eran capaces de enfrentarse a un político y decirle las cosas sin vergüenza cara cara”.
El rol de las autoridades
“En un país como corresponde, no tendríamos que estar haciendo nada de esto. Tenemos que generar algún cambio, no podeos seguir así. Las penas que reciben estos tipos son un chiste. Algo tenemos que hacer en memoria de nuestra hija. Que el tipo que sepa que le hace esto a una inocente, que sepa que va a pagar con su vida”, asegura Tomás Moya.
“Más allá de las condiciones de cada muerte en particular, todas fueron muertes violentas. No me resigno a pensar que son solo una estadística, que son un número. Son familias que emprenden un viaje de dolor que no tiene retorno”, concluye el padre de Tamara.