Siguen los reconocimientos a «¿Quién mató a Sara?», historia creada por el chileno José Ignacio “Chascas” Valenzuela. Recientemente el medio especializado Deadline publicó queNetflix destacó a la serie como el título de habla no inglesa más popular en su historia.
Tras los buenos resultados, desde la compañía de streaming anunciaron una nueva temporada, a estrenar el próximo miércoles 19 de mayo, según consigna ADN.
¿Quién mató a Sara? llegó a superar a la producción anglosajona Firefly Lane, la cual obtuvo la suma de 49 millones de espectadores, desde su fecha de estreno el pasado 3 de febrero, pero fue superada por I care a lot (56 millones) y Outside The Wire (66 millones).
Otros títulos internacionales que también están destacados en el artículo de Deadline son la producción española Below Zero, Space Sweepers de Korea y Squared Love de Polonia.
«¿Quién mató a Sara?» explicada por «Chascas» Valenzuela
José Ignacio Valenzuela ha marcado un hito al convertirse en el primer autor chileno tras una serie original de Netflix. La serie en cuestión se llama «¿Quién mató a Sara?» estrenada el pasado miércoles 24 de marzo en la plataforma de streaming. Y en conversación con ADN.cl, Valenzuela da más claves de la nueva ficción.
«Tiene que ver con los nuevos villanos que estamos viendo hoy en día, muy encarnados en César Lazcano (interpretado por Ginés García Millán): villanos multimillonarios, para los cuales no hay cárcel, no hay condenas. A lo más hay perdonazos o llamadas de atención», comentó el guonista.
«Estos villanos son también muy seductores, forman parte de la vida social, de las páginas de los diarios. Son estos villanos encantadores que invitan a la tele, a programas políticos y, por lo tanto, la serie habla un poco de eso, de esa impunidad con la que se mueven los nuevos villanos hoy en día», agregó Valenzuela, dando cuenta de elementos con los que podrá reflejarse la audiencia en todo el mundo y que tienen un origen común: su propia visión de Chile que tiene desde Estados Unidos, país al que migró hace más de una década.
Al respecto, su autor aconseja y se sincera: «Si tú escribes para lo global, te jodiste, porque te va a quedar desabrido. Cuando escribes para todos no escribes para nadie. En mi caso, para ser lo más universal posible, tengo que mirarme el ombligo. Tengo que ponerme lo más auténtico y lo más específico posible. ¿Y cuál es mi especificidad y mi autenticidad? Chile. No puedo evitarlo».