“Memento Mori”, el recién publicado mini álbum de Dismal, es una de las apuestas más radicales de las que hemos tenido noticia en el último tiempo. Un sonido crudo, crudísimo a ratos, envasado tal como podría sonar en la sala de ensayo. Sin maquillajes ni demasiado fierro. Lo que escuchas es exactamente lo que hay y así nos vamos.
Cuesta imaginar que Australis Records, un sello tan prolijo en sus producciones, se hubiera negado, por ejemplo, a remasterizar el material si la intención de la banda hubiese sido mejorar el sonido final (lo que sea que aquello signifique). Porque su gracia está justamente allí. Dismal camina por la vereda contraria a la perfección y brillo que parece una regla en el metal de hoy.
De hecho, algunas reseñas que ha tenido “Memento Mori” reparan en la baja calidad del sonido, sin entender que se trata de una estética. Dismal va a la contra de las tendencias: acá todo es en escala grises, sus integrantes se identifican como “OV” y “J.E.” y provienen de San José de la Mariquina, región de Los Ríos. No sabemos más. Tampoco necesitamos más.
Lo que trae «Memento Mori» de Dismal
Situado en el doom primitivo, con mezcla de voces limpias y podridas, Dismal construye su sonido desde la espesura y los medios tiempos. Las canciones que componen “Memento Mori”, publicado en casete y CD, están ancladas en melodías cargadas de dramatismo y letras fúnebres (la influencia de la poeta Alejandra Pizarnik la tributan con justicia).
Así, temas como “Memories” y “Ashes” dan cuenta de una forma de entender el metal que parecíamos en retirada: melodías simples, riffs difuminados, mucha cuerda al aire y una batería de tranco firme que marca lo que tiene que marcar. Y así Dismal suena como tiene que sonar.
Escucha «Memento Mori», primer disco de los chilenos Dismal…