El estudio asegura que las personas afiliadas a Isapre tienen entre un 5 y 16 por ciento más posibilidades de haberse vacunado que las personas afiliadas a Fonasa.
“¿Quienes se están vacunando y qué factores explican la disposición a vacunarse contra el COVID-19? Un análisis para comprender las principales barreras”; es el nombre de la nueva entrega del MOVID-19. Informe de la Universidad de Chile y del Colegio Médico de Chile, en conjunto con académicos de la Universidad Diego Portales, Universidad San Sebastián y Universidad Central, que en esta nueva entrega ahonda en las barreras a la vacunación contra el COVID-19 en Chile.
A nivel global, un 70 por ciento de las personas entrevistadas en MOVID-IMPACT refirieron disposición a vacunarse. Las principales razones reportadas en aquellos que indicaron reticencia fueron posibles efectos adversos (18,5 por ciento), dudas en la efectividad (10,9 por ciento) y dudas provocadas por el rápido desarrollo de la vacuna (10,3 por ciento); mientras que las que fueron mencionadas en menor medida son miedo al contagio (2 por ciento) y no creer en las vacunas (1 por ciento).
Uno de los resultados del estudio aplicado a más de 7 mil personas de grupos prioritarios, es que en comparación con las mujeres, los hombres de estos sectores de la población al momento de la encuesta MOVID-19 se han vacunado menos. Como detalla el informe, “este hallazgo es preocupante; en tanto existe evidencia convincente que indica que los hombres tienen una mayor probabilidad de cursar con enfermedad grave y morir de COVID-19”.
Vacunarse por factor socioeconómico
El factor socioeconómico es otra variable determinante: las personas con estudios universitarios se vacunan más frecuentemente que el resto. Como detalla María José Monsalves, académica de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile, “por ejemplo, personas con una educación técnica, tienen 22 por ciento más posibilidad de estar dispuestos a vacunarse que aquellos que tienen educación media o inferior; y aquellos que tienen una educación profesional, hasta un 60 por ciento”. A esta disposición, se suma que las personas afiliadas a ISAPRE tienen entre un 5-16 por ciento más posibilidades de haberse vacunado que las personas afiliadas a FONASA.
Otro aspecto es que las personas que viven en la Región Metropolitana se vacunan menos que el resto, pese a que muestran mayor disposición a hacerlo. Esto, plantea el reporte; no se explica por disposiciones individuales. “Si bien no es clara la explicación de este fenómeno, esto podría relacionarse con procesos menos expeditos de vacunación en la ciudad de Santiago”, como serían restricciones por horarios de trabajo, o la dificultad para transportarse sin riesgos hasta los vacunatorios.
Disposición
Un aspecto a considerar en torno a la disposición a vacunarse tiene que ver con las creencias. El reporte explicita que “las personas que confían más en las medicinas alternativas que en la medicina convencional se vacunan menos. De modo similar, las personas que creen que la pandemia responde a un acto planificado tienden a no vacunarse”. A esta dimensión se suma el efecto de la desconfianza en el actual gobierno: “en la medida en que las personas desconfían del interés del gobierno por cuidar de la salud de la población, disminuye la disposición a vacunarse. Este efecto, sin embargo, es menor al de las otras dos disposiciones”.
Finalmente, y como destaca el profesor de la Universidad Central y coautor del estudio; Ismael Puga, las personas tienden a vacunarse con mayor probabilidad si creen que su entorno valida y refuerza la importancia de vacunarse. En cambio; la percepción individual de riesgo frente a la pandemia no es un factor significativamente relevante, y sólo afecta la decisión de vacunarse cuando va acompañada de esta norma social.
Esto último evidencia “la relevancia de la norma social; es decir, es la relevancia de que las personas sientan y crean que en su entorno, su familia; sus amigos y todos a su alrededor están de acuerdo en que hay que vacunarse”.
Ante esto, señala, es crucial instalar socialmente “la idea de que es una tarea colectiva, lo que empuja a las personas, incluso a las que individualmente tienen dudas sobre el proceso; a vacunarse. En ese sentido es importante que todo tipo de campaña; o todo tipo de comunicación no se oriente a cuestionar la disposición de la ciudadanía o culparla. Sino que por el contrario, se refuerce esta idea –que por lo demás es real- de que este es un proceso y un objetivo colectivo”.