Del escenario político y social actual. De la carrera presidencial en medio de rechazo a la política. De las agresiones a algunos candidatos y el clima de violencia, conversamos en Palabras Sacan Palabras con la directora Departamento de Filosofía Universidad de Santiago de Chile, Diana Aurenque.
«Con las primarias tuvimos la prueba más clara de que hay un nuevo público electoral y si hay una creencia en el camino institucional y también que hay espacio para nuevos liderazgos (Sichel y Boric). Todo tomó un giro. Es muy valioso porque lo que menos tenemos es confianza en las instituciones y se está generando confianza en nuevos liderazgos».
Sobre la Convención Constitucional: «es claro que cumplimos un mes y hay que estar contentos por la diversidad de las personas que componen ese espacio. Tenemos ahí una foto de Chile. Es evidente que no iba a ser fácil, primera vez que nos sentamos a conversar y no hay un lenguaje común en muchas cosas».
Sobre la violencia: «La violencia general la rechazamos, pero hay cosas que hay que comprender. Aquí hay una cuestión que hay que diferenciar. Las funas se vinculaban en Chile a poder mostrar que los caminos institucionales no responden. Cuando hay una sensación colectiva de impunidad, cuando se tratan de utilizar los mecanismos institucionales y no resultan. Esto tiene que ver con la sensación de hacer justicia. El caso de Boric y Provote no califica en este espacio y tiene que ver con el rechazo a la opinión del otro. Hay una sobrevaloración de lo que se debe y no se debe y poco espacio para avanzar. La política es diálogo y es poder sentarse a conversar con opiniones distintas. Eso hay que fomentarlo y luchar contra la impunidad».
«El tema de la violencia es delicado. Hay quienes defienden la violencia porque son víctimas de la violencia sistémica, condiciones de injusticia e impunidad. Hay que distinguir del análisis el origen de la violencia. Pero no está justificado el hecho de porque uno ha sido víctima de violencia, estoy justificando hacer violencia sobre el otro. Eso es injusto. La idea es que nadie sufra violencia».
Sobre la presencia de Arancibia en la comisión de DD.HH de la Convención: «cómo ponemos a representantes del Ejército en un tema como este. Son comprensibles las reacciones, las tensiones y no es muy astuto haberlo puesto ahí, sobre todo después de lo que ha pasado tras el estallido. Tensiona innecesariamente un trabajo que debería ser desde otro lugar».