“The Suicide Squad” tenía la obligación de cumplir expectativas elevadas. Y no es nada menor la misión desde que se confirmaron sus coordenadas. Que James Gunn iba a dirigirla tras el incidente con Disney que lo tuvo lejos de Marvel Studios hasta retomar su trabajo en conjunto. También el hecho de que Warner Bros. le estaba dando control total al realizador para dar con su visión de los villanos al matadero que han dado las series de cómics más delirantes y extravagantes del universo de DC. Y la obligación de superar a la primera película, esa que se estrenó en agosto de 2016, hace ya cinco años, y fue lapidada por la crítica. Muchos factores de riesgo que harían dudar a cualquiera de embarcarse.
Pero tal como el imaginario de antihéroes malditos que dan forma al Escuadrón Suicida, en realidad no había nada que perder. Y vaya que James Gunn aprovechó la libertad para llevar lo estético a niveles insospechados dentro del mundo del cine de superhéroes. No es para nada errado asegurar que “The Suicide Squad” no es una película para todos. La clasificación R para adultos la tiene con un filtro previo que se justifica de todas maneras. Asimismo, la cinta no es para el gusto de todo el mundo. Hay que aguantar cantidades considerables de excesos visuales no aptos para todos los estómagos.
Y nada de eso importaría sin el hecho de que la cinta permite respiro y desarrollo de personajes; dentro de un ritmo que te agarra pero que sabe cuándo bajar una vez que está desbocado. Del numeroso elenco de este Escuadrón Suicida los que más destacan son Idris Elba y Daniela Melchior, llevando sobre sus hombros la carga emocional del relato. Y Margot Robbie finalmente tiene notables secuencias de acción con una Harley Quinn que ha sabido hacer suya en tres películas del DCEU. Ellos 3 se roban cada momento en pantalla, además de la notable participación de Sylvester Stallone dándole voz a King Shark, con el humor suficiente para contrarrestar a uno de los personajes más logrados acá. Y ojo con John Cena, que sorprende gratamente.
Nada te puede preparar para “The Suicide Squad” y esa explosión de delirio a los sentidos. James Gunn se las arregla para hacer a su antojo un relato demente, anárquico, gore y fiel al material original que esa vertiente de DC merecía en pantalla grande. Da lo mismo si es reinicio o secuela, esta ruta es la que da recompensa total. Da gusto entregarse a un viaje sin certezas que te sorprende desde el primer momento y, curiosamente, deja espacio para que sus personajes respiren y los sigas. Una cinta que exuda carisma por los poros. No sé si sea para todos, el tono es lo bastante desquiciado para dejar fuera a varios. Pero los que se embarquen quedarán satisfechos y con ganas de repetírsela en cuanto puedan. O simplemente maravillarse con esta montaña rusa como retorno a una sala de cine.