Por Ernesto Garrat, desde Toronto (ADN.cl)
En medio del Festival de cine de Toronto, y en la sala IMAX de esa ciudad, debutó «Dune», del canadiense y dueño de casa Denis Villeneuve. Este es el segundo intentod e llevarla a la panalla grande después de la veersión de David Lynch. Y hasta el momento ha logrado pasar la prueba de la blancura:. Nada de la mala racha de sus predecesores se ha hecho parte en esta actual versión. Una majestuosa y grandilocuente puesta en escena protagonizada por Timothée Chalamet como este nuevo Paul Atreides; el joven heredero de una casa que goza de popularidad en un Imperio Galáctico donde todo, su economía, política y vida social, gira en torno a la gracia y extracción de la valiosa especia; un recurso natural que permite viajar por el espacio sin moverse, que activa el comercio y cuya explotación solo ocurre en un planeta en todo el universo: Arrakis, un desértico mundo conocido como Dune.
El realizador participó de un conversatorio con las audiencias que vieron su película de 2 horas y treinta y cinco minutos de duración. «Leí por primera vez el libro cuando tenía unos trece o catorce años; y creo que conecté profundamente con la soledad de Paul Atreides, teniendo la carga de una pesada herencia genética y familiar y la manera en que finalmente él encuentra confort y consuelo en otra cultura», comentó Denis Villeneuve en TIFF al final de la función.
«Dune», hecha para Imax
«Dune» es sorprendente desde el punto de vista de los decorados, gigantescas y reales estructuras; que evitan la simulación de la vida a través de pantallas verdes o excesivo uso de CGI. Este no es un territorio amigable para Zack Snyder lovers si lo que se busca es estética de video juego hecho a la rápida.
El trabajo de Villeneuve es prolijo, realista y junto a su equipo realizador ha sido capaz de traducir las principales pulsiones de su fuente literaria: la crítica al sistema colonialista y al extractivismo en las páginas de la novela de Frank Herbert, sumado a viaje del héroe emprendido por su protagonista y las experiencias lisérgicas propias de los años 60.
«Soñamos y diseñamos esta película para verla en Imax», dice el director sobre su concepción inicial de que esta experiencia de inmersión sensorial; con la espectacular banda sonora de Hans Zimmer, fuera proyectada en las enormes extensiones de ese tipo de pantallas. En Chile, por ejemplo, el estreno está programado para octubre.
Estética épica en cinta con espíritu indie
Pero lo curioso y genial de esta estética con grandes y espectaculares paisajes recortando a seres ínfimos; es que los personajes no son tragados por el entorno. Todo lo contrario.
«Mi intención siempre es crear un montón de intimidad frente a la cámara y asegurarme que se produzca una burbuja alrededor de ella, como si fuéramos la más película independiente más pequeña» dice, aunque en el caso de «Dune» se trata de una super producción de 160 millones de dólares que es cualquier cosa menos una cinta indie.
El director además señala que el formato IMAX permite esa combinación de enorme rango de los paisajes y, a la vez, lograr mediante primeros planos a los personajes una intimidad y conexión con la audiencia.