Sobre la crisis migratoria en el norte del país; donde este fin de semana Carabineros desalojó a cientos de extranjeros en Iquique y donde posteriormente sufrieron la quema de sus pertenencias por un movimiento antimigrante, conversamos en Palabras Sacan Palabras con la presidenta de directorio del Servicio Jesuita Migrantes, Macarena Rodríguez.
«Hay que distinguir dos cosas, primero el tema de la convivencia, lo advertimos con acciones concretas, con el delgado presidencial para alertar sobre esta situación que se complicaría. La ocupación de espacios públicos genera tensión. Por otro lado, lo que ocurrió al término de la marcha, las imágenes lamentables; creo que como sociedad no habíamos experimentado niveles de xenofobia como los del sábado. La preocupación tiene que ver con que la situación se pudo evitar. Creo que la irregularidad, el discurso criminalizador no ayuda en nada la convivencia, y en la irregularidad en la que los dejamos, no les permite optar a trabajos ni tampoco los apoyamos en sus principales necesidades».
«Respecto de la situación, los ves caminando en grupos, con frazadas, o sacos, para poder dormir, se ve muchos niños, mujeres embarazadas, la respuesta de desalojar la plaza fue un detonante, no fue buscar un lugar donde tenerlos como se hace en otros países. Quedaron a la deriva. Hay gente que está saliendo de las residencias sanitarias y que no tienen lugar donde llegar. Muchas personas están en el borde costero de Iquique, donde hace mucho frío. El trabajo que se ha hecho acá de localizarlos para llevarlos a hostales o albergues, es sólo una solución transitoria».
Palabras de Macarena Rodríguez
«La solución pasa por algo más sustancial, Hay que descomprimir lo que sucede en las ciudades del norte, con respecto al ingreso irregular. Hoy no existen alternativas para ellos, estas personas huyeron de su país por las graves vulneraciones de sus derechos humanos. Se estima que 6 millones han salido de Venezuela, cifras que se pueden comparar con la crisis en Siria».
«Este fenómeno nos supera, ha llegado a distintos países de la región. Lo que demanda una pronta respuesta. Hay que darle un estatus migratorio que les permita buscar trabajo.
El mensaje de criminalizar este ingreso no ayuda en nada en la convivencia, ni ayuda en el propósito humanitario, lo que se hace necesario es solventar sus necesidades en calidad de refugiados».
«Un espacio donde las personas pueden estar y acceder a comida, un kit necesario, test de pcr, que puedan estabilizarse y que se analice su situación para el estatus migratorio, es sólo un avance, no es un solución absoluta. Parte de los compromisos, el derecho internacional humanitario, debe ser respetado por nuestro país.
Me parece que las autoridades locales le critican al gobierno central, que no tienen presupuesto ni capacidad. Escuchar a los alcaldes perjudicados con esta migración. La obligación es del Estado de Chile, tienen que responder, como lo han dicho las organizaciones internacionales como ACNUR, y calificar como posibles solicitantes de refugio. Esa es la normativa que tenemos que aplicar».
«El pacto global de migración llama a la corresponsabilidad, y estos movimientos hay que enfrentarlos de manera coordinada, según las capacidades de cada país, pero de forma alineada en la región. A nivel nacional, hacemos el llamado de crear un espacio para enfrentar esta situación. Es necesaria la cooperación entre los países. Cada uno está dando respuestas individuales. Creo que esta crisis viene de hace mucho tiempo, pero que tiene este punto de inflexión el fin de semana, estamos ad portas de una lección; y el tema se presta para diversas opiniones, y muchas de estas tienen un propósito electoral. Y nosotros que trabajamos en migración nos preocupa» cierra Macarena Rodríguez.