Ayer murió Lucía Hiriart a los 99 años, la viuda del ex dictador Augusto Pinochet jugó un rol importante en la dictadura militar. La historia de la polémica ex primera dama y la influencia en el mandato del país, la repasamos en Palabra Que Es Noticia junto al periodista y escritor, Juan Cristóbal Peña.
«Fue sorprendente que haya ocurrido en un contexto de cierre de campaña y en el resurgimiento de un pinochetismo y un candidato que reivindica ese régimen. Era un mito; era una señora que seguía viva pero fuera de escena, sumergida en su familia por todos los escándalos financieros y judiciales que le cayeron encima de manera tardía».
«En los años previos al golpe de estado, ella siempre demostró esa ambición y arribismo desde que se casó con Augusto Pinochet, porque ella viene de una familia con historial político, era hija Osvaldo Hiriart parlamentario y también ministro de Juan Antonio Ríos. Siempre presionó su disconformidad por llevar una vida de bajo status. Y cuando surge la posibilidad de llegar al poder junto a su marido; da rienda suelta de un estilo de vida basado en el abuso de poder por una ostentación mucho más evidente que la de Pinochet».
Palabras de Juan Cristóbal Peña
«Esta alianza que hizo con Manuel Contreras que fue hábil, se ganó la confianza de ella y entregó mucha información en uno de los temas que más le interesaba, la vida sexual de los oficiales del ejército que eran infieles con sus esposas, y ahí determinó bajas; ascensos según ese comportamiento. La obsesión de Hirart por este tema venía por su matriz ultraconservadora católica y porque ella fue engañada en Ecuador, Augusto tuvo una relación paralela que fue pública; y entonces estaba inspirado en una experiencia personal».
«La alianza se da porque Contreras trabaja muy bien la relación humana con el poder, hace una doble alianza con ellos dos, y para Lucía se vuelve un hombre de confianza, garantizando su seguridad y sembrando el pánico de posibles atentados; se vuelve un hombre fundamental, le pasa los secretos de los espionajes de la DINA. La fuente de información de los líos amorosos también era este ejército de señoras que funda Hiriart, esas son las dos fuentes con que ella maneja este tribunal moral en que se convierte el régimen con Lucía a la cabeza».
CEMA Chile
«Tengo la impresión de que Cema fue para la transición a la democracia lo menos relevante, y donde se hizo una vista gorda bastante relevante. Cema tuvo poder no sólo con este voluntariado que alcanzó las 11 mil personas que trabajaban en obras sociales y con un modelo de mujeres bastante tradicional, que debían ser serviciales a los hombres, había costuras, cocina y habilidades domésticas».
«Pero Cema Chile se transformó en un poder paralelo que recibió como donación del estado del régimen militar más de 300 propiedades, esas siguieron en el poder de Cema al mando de Hiriart, y en ese periodo se vendió más de 100 propiedades de las cuales no pudieron ser restituidas, y los ingresos no quedaron registrados en las cuentas contables de la organización. Se habla de impunidad por su papel en el Caso Riggs y Cema Chile. que funcionó con una oscuridad muy manifiesta».
«La denuncia de los excesos y lujos en la casa en Lo Curro de la familia Pinochet ocurre en el año 84, cuando Mónica González publica un reportaje de los caprichos y lujos con los cuales rediseña la casa, y cambia el mármol, piden que cambien la piscina, lámparas de lágrimas en el baño, donde hay un derroche. Es uno de los reportajes que no hablan de robos pero sí de abusos, hay una serie de denuncias que quedan al descubierto un carácter Hiriart como de capricho y abuso de poder. Ahí hay una negación permanente de quienes son los adeptos al régimen que no pueden más que aceptar las evidencias cuando ocurre el Caso Riggs, que es una investigación del Congreso de los Estados Unidos. Es gente que defiende el régimen con tantas evidencias, y hoy hay un candidato que puede que lo reivindique».
«Ante los reiterados casos de corrupción y abuso de poder, ella representó el decorado del régimen con la transmisión de valores que están puestos en cuestión. Donde la mujer era secundaria y servicial al hombre, y ese fue un rol en el que se empeñó y procuró cultivar gran parte de la dictadura. Aplicaba abuso de poder de lo que representa la autoridad; al punto de que ella compraba con bastante frecuencia cosas para decorar su casa, ropa, y solía cerrar las tiendas y calles para tomarse todo el tiempo y tener atención exclusiva para comprar. Eso da cuenta de un permanente abuso de poder y un mal gusto en el ejercicio del poder; y eso marca el legado de Lucia Hiriart» cerró Juan Cristóbal Peña.