Hoy en Palabra Que Es Noticia conversamos con el historiador de la Universidad Alberto Hurtado, Pablo Toro-Blanco.
Y llegó la Navidad, fecha llena de tradiciones y ritos que se mantienen hasta el día de hoy; aunque han ido mutando en algunos casos; y despareciendo en otros. El árbol de pascua, el villancico, el viejo pascuero, los regalos y la cena navideña son imperdibles; pero el verdadero espíritu del festejo se ha ido modificando; e incluso, las juntas familiares parecen que tienden a desaparecer; sobre todo en las nuevas generaciones.
Navidad en estos tiempos
“Ha ido cambiando la navidad como la conocemos; es una fiesta que tiene que ver con nuestras raíces culturales históricas; por ser un país del orden hispano; y ser un país dentro del mundo globalizado; lo que sucede es que es centrada en una fiesta religiosa y ha sido modificada por la globalización; transformando los vínculos y el sentido de la misma fiesta; desde algo público hacia algo más privado. Creo que ha cambiado mucho del siglo XX al siglo XXI; y es una puerta abierta saber cómo cambiará la navidad con las transformaciones de los últimos años; la navidad en pandemia es un laboratorio de cómo será la navidad en el futuro”; asegura Pablo Toro-Blanco.
Orígenes del festejo
“En base a investigaciones a historiadores dedicados a este tema, en el siglo XIX era una fiesta pública, muchas de las cosas que son propias de la navidad sucedían en la calle, los pesebres eran un favor de competencia, en el cual las parroquias peleaban por tener el pesebre más lindo para que la gente los disfrutara en las calles. En los 9 días anteriores al 25 de diciembre había actividades generalmente en La Alameda, cuando Santiago tenía un aire provincial con mucha transversalidad social, se vendían dulces, frutas y había un carnaval católico, había una cultura agraria instalada, y era de un tono de intercambio de cosas primarias, todo basado en la adoración al niño Jesús”, plantea el historiador.
Perspectiva callejera
“Esa perspectiva callejera, formaba parte de las fiestas populares cristianas y se daba el espacio para que el pueblo se expresara, lo que era un riesgo para la Iglesia. Se fue regulando a la población para ser más focalizados en la cosa más ritual y luego en la cosa más doméstica. Había un malestar de sectores, porque una fiesta religiosa escondía realmente a una fiesta popular, el miedo de algunos sectores por el desborde de las personas, y tenemos una cultura de carnavales más débil que los países vecinos”, señala Pablo Toro-Blanco.
Modificaciones, según el historiador
“Van sucediendo modificaciones, el hecho de que Chile se va incorporando a una economía progresivamente compleja, la del capitalismo del siglo XIX, donde hay una mejora de los transportes, de los barcos, la fotografía, la prensa, se forma una comunidad global, la que transmite mensajes de lo que la navidad significa. Hay tradiciones de otras partes que vienen para quedarse, el árbol de navidad y el pan de pascua tiene que ver con las migraciones alemanas del mismo siglo, y cuando uno nota ciclos, uno de los intensivos es la influencia norteamericana, el viejo pascuero, hay mucho contacto visual del cine con la cultura norteamericana, hay intercambio comercial y la idea del regalo ya está instalada, la industria del juguete da un gran paso y que todos se regalen entre todos”, indica el historiador.
Neoliberalismo en las fiestas
“Otro gran momento es el cambio de Chile al neoliberalismo, se insta al consumo con el crédito personal, el pagar en cuotas, el acceder a bienes como radios o televisores en los 80’, la navidad muta hacia un sentido más familiar, centrado en el regalo y que supone un intercambio para todos, ‘la pascua feliz para todos’ tiene que ver con este ciclo”, afirma Pablo Toro-Blanco.
Comida en Nochebuena
“Lo que se compartía era comida tradicional, no era raro que la familia se reuniera a comer la noche de navidad una cazuela, había una cierta preocupación y preferencia por comer los productos naturales de la época, mucha fruta y mucha verdura. La diferencia entre ricos y pobres nunca dejó de existir, quizá era menos grosera antes, hasta cuando tenemos la segregación urbana, era una fiesta integradora y con la centralidad de una celebración religiosa, una “misa del gallo” que no es común”, agrega el historiador.
“El siglo de los niños”
“En los niños hay un cambio con la llegada del siglo XX, “el siglo de los niños” porque hay una serie de acciones para poner en el centro las preocupaciones de los niños, lo que se dio gracias a la educación, y tuvo varias muestras, antes de una de la declaración mundial de los Derechos Humanos, hubo antes una de Derechos del Niño, y eso acompaña un interés por la protección hacia los niños y niñas, y se traslada la celebración hacia ellos. Se comienzan a consolidar las casas de juguetes, que importan juguetes para la clase alta, pero que presidentes como Aguirre Cerda se preocuparon de tratar de llevar un juguete a cada niño de Chile, protegiendo la infancia en la navidad como instrumento, el juguete es impulsado por el mercado y por el Estado”, concluye Pablo Toro-Blanco.