Han pasado 49 años del lanzamiento del octavo y más icónico álbum de Pink Floyd, ‘The Dark Side of the Moon», su definitiva obra maestra.
Pero, a pesar de lo iccónica que es, la historia detrás de la minimalista pero legendaria portada del disco, sigue siendo una rareza.
Para cuando se lanzó «The Dark Side of the Moon», Pink Floyd cumplía cerca de una década desde su formación. Sin embargo, fue su octavo álbum de estudio el que pasó a la historia como la pieza más icónica y legendaria del grupo.
El álbum es considerado como uno de los más honestos de Pink Floyd. Para las composiciones, expresaron todos los desafíos sobre la vida que llevaban como músicos y cómo esto afectaba múltiples aspectos de su vida. Además, hablaron abiertamente de la importancia de la salud metal, algo pocas veces visto en esa época.
«The Dark Side of the Moon» y el secreto de su portada
Sin duda que que la portada oficial de «The Dark Side of the Moon» es una de las más icónicas de la historia de la música. A través de un diseño minimalista, la banda logró capturar la atención y posicionar la imagen como una importante en la industria.
Sin embargo, no faltaron tensiones a la hora de crear la célebre carátula. Los diseñadores detrás de esta, Aubrey Powell y Storm Thorgerson, luchaban por crear una idea que fuera aprobada por Pink Floyd, quienes les dieron limitadas direcciones creativas.
El dúo pasaba largas noches lanzando una lluvia de ideas para poder encantar a la banda. Una noche, Thorgerson vio una imagen en un libro, donde se ilustraba la dispersión de la luz a través de un prisma. Así, el diseñador llevó múltiples ideas basadas en este concepto.
Los miembros de Pink Floyd, quienes querían algo minimalista para «The Dark Side of the Moon», quedaron encantados de forma instantánea. Tanto fue así, que Roger Waters insistió que la imagen no solo estuviera en la carátula, sino que se extendiera a lo largo de todo el empaque.
Respecto a los simbolismo de la minimalista imagen, el diseño busca representar los juegos de luces de los shows en vivo de Pink Floyd. Así mismo, el triangulo se concibió como un símbolo de sabiduría y ambición y que servía para representar las letras de Waters.