Lo sabemos. Las películas biográficas de músicos no logran captar lo grandioso que es el hecho de que los ídolos caminen entre nosotros. Esos que con talento e iluminación han marcado las vidas de todos nosotros. Los de la talla de Elvis Presley, el objeto de atención de “Elvis”, una nueva película que da cuenta de su vida y obra.
Digan lo que digan, Elvis Presley fue el rey del rock and roll. Y quizás no había mejor forma de representar la supernova que fue en vida y más allá que en lo que nos muestra esta cinta en pantalla grande. El relato muscular de más de dos horas y media que nos entrega Baz Luhrmann es como si a “Bohemian Rhapsody” le inyectaran esteroides y sicodelia en technicolor. No podía ser menos de parte del realizador que entregó la relectura noventera de “Romeo y Julieta”; y el que reimaginó la Belle Époque con repertorio pop en “Moulin Rouge”. Con el director australiano sabemos a lo que vamos, y “Elvis” da fe de ello de la manera más rimbombática que podamos imaginar.
Todo es gigante y apoteósico en esta épica de un icono que interpreta de manera soberbia un Austin Butler que lo canaliza en todas sus dimensiones. Su entrega absoluta impregnándose del cantante queda de manifiesto desde los gestos hasta la postura, pasando por los diferentes acentos y entonaciones de una voz que también canta en la película. Porque sí, Butler es quien está interpretando de manera total a Presley.
Probablemente uno de los puntos que más recelo podría generar de “Elvis”, Tom Hanks es sencillamente sorprendente como el villano de este cuento, el Coronel Tom Parker. ¿Cómo iba a resolver el actor más querido de Hollywood el interpretar al malo de la película? Con oficio y mútliples capas, así de sencillo. Es el contrapunto perfecto del protagonista.
Si bien cae en algo de la fórmula de los biopics, su ritmo trepidante te atrapa desde el primer segundo y la música tiene la relevancia que se merece. Este Elvis tiene capas, matices y carisma que lo copa todo. La representación de hitos y momentos clave es sublime y vibrante, casi como estar en un concierto, con el alma del intérprete siempre presente. Al menos, una representación en gloria y majestad de lo que significó su presencia en el mundo terrenal. Porque Elvis es eterno, merecía una puesta en escena más grande que la vida misma. Y en eso, “Elvis” está varios pasos más adelante que el resto, el rock and roll rimbombante hasta la médula.
“Elvis” se estrena en cines de Chile el jueves 14 de julio.