Richard Wright falleció hace exactos 14 años, un lunes 15 de septiembre de 2008. Y, quien sabe, de seguir entre nosotros, habría aún chances de ver una reunión de Pink Floyd como la del Live 8 en el 2005, tres años y 2 meses antes de su fallecimiento, tras una larga batalla contra el cáncer, con tan solo 65.
Su influencia como tecladista es inconmensurable en el rock. Wright fue capaz de desarrollar capas de sonido que ayudaron a definir el sonido de la banda. Sin su aporte, solo tendríamos el virtuosismo de David Gilmour y lo conceptual de Roger Waters. Era el trabajo de Wright el que hacía que las ideas de Pink Floyd llegaran a buen puerto, y se hicieran inolvidables.
A continuación, algunos de esos momentos donde la mano de Rick Wright se siente de manera protagonista…
1.- Interstellar Overdrive
Con Syd Barrett al frente, Pink Floyd se estableció rápido como uno de los mejores exponentes de lo que en 1967 era vanguardia, la sicodelia en su más puro estado. Y este corte, parte del debut de la banda “The Piper At The Gates Of Dawn” de ese año, nos muestra la capacidad de Rick Wright de improvisar e ir a la par de la mente del “diamante loco”.
2.- Summer ’68
Rick Wright tenía una capacidad única para desarrollar progresiones al teclado, y una muestra de ello es lo que escuchamos en el corte “Summer ‘68” del clásico “Atom Hert Mother” de 1970. La banda buscando su identidad, creciendo tras la salida de Syd Barrett y fusionándose en una gran fuerza que alcanzaría su madurez en un par de años. Atentos al juego de teclas de Wright.
3.- Echoes
“Echoes” era la pieza de 23 minutos que llenaba el lado B del disco Meddle de 1971, el momento en el que Pink Floyd pasa al siguiente nivel, listos para canalizar las emociones humanas con música y concepto. “Echoes” nos muestra a una banda que deja atrás los miedos y adquiere seguridad en la creación de mundos paralelos que no tienen nada de ajenos, sino cotidianos. Y acá, nuevamente, Richard Wright se luce con pianos con eco, el uso de sintetizadores para crear atmósfera y órgano, adjudicándose un peak que hasta el día de hoy nos conmueve.
4.- The Great Gig in the Sky
Esta pasó primero por nombres como “The Mortlity Sequence”y “The Religion Song”. Y la música, Richard Wright la tenía clara: una progresión de piano melancólica, que crece en intensidad y que nos pone en medio de una tormenta de emociones donde las palabras quedan cortas. Es más, no existen. Sólo hay una voz, la de Clare Torry haciendo coros desgarrados, siempre comandado por el piano intenso de Wright. Una obra maestra que para los pelos cada vez que la escuchamos.
5.- Shine On You Crazy Diamond
Basta con ver la lista de teclados que usó Rick Wright para disecar en parte la atmosfera que se genera en esta suite de Pink Floyd modelo 1975: un órgano Hammond, un Mini-Moog, sintetizadores, un Fender Rhodes y un piano de cola. Con estos elementos, construyó capas irrepetibles y complementos de los pasajes de guitarra de David Gilmour. Si hacemos la de-construcción de la pieza completa, vemos la mano de Wright en cada una de las secciones. A poner atención.