No hay caso con las biopics, y especialmente cuando el foco está tan bien documentado y registrado al ser de nuestra era. Como tenemos la información a mano y muy fresca en la memoria colectiva, cualquier relato que nos presenten siempre será el errado. Que no se profundiza, que faltan elementos, que se cambian hitos y se adaptan a una narrativa. Al final del día, esas cosas no importan si hay corazón en lo que se cuenta. Que nos llegue directo a nuestro sistema nervioso, como el mejor concierto de la vida. Como el set de 20 minutos de Queen en el Live Aid, el hito que se recrea casi íntegro en “Bohemian Rhapsody”, la biopic de la banda británica y Freddie Mercury que recorrió un largo camino antes de ser finalmente estrenada el 24 de octubre de 2018.
Desde un principio se sabía que esta sería la historia oficial al estar Brian May y Roger Taylor como sus productores ejecutivos. Sería su visión la que comandaría el resultado final para responder de manera elemental la interrogante: “¿qué es Queen?”. Y la respuesta es sencilla: música, épica, emoción, química y pasión. Empatía, conexión y proyección. Una banda de desadaptados haciendo canciones para desadaptados como ellos. Como nosotros. Como todos. Cada uno de nosotros puede encontrarse en cualquiera de esos tracks que pudimos haber descubierto en algún cassette de Grandes Éxitos que circulaba en nuestras casas. O en un segmento de MTV Clásico o en “Wayne’s World” con el cabeceo en el auto. La música de Queen es así de inmensa y ningún relato le podría hacer justicia a esa emoción que despertará para siempre.
Pero pasa algo curioso con “Bohemian Rhapsody” y las 2 horas y 14 minutos que duración que tienen y funcionan a la hora de hacernos vibrar como si estuviésemos en un estadio de Wembley repleto disfrutando del legendario set de Queen en el Live Aid de 1985. O en la grabación de esa “rapsodia bohemia” que nos fascinó desde el primer instante en que la escuchamos. O quizás fantasear con el cómo debió haberse sentido la primera vez que la formación de Queen que conocimos. En un momento en el que todo podría pasar, y pasó. Tantos riffs, melodías, ritmos y ganchos que nos acompañan desde siempre.
Y en donde la música sobrevive y levanta cualquier tipo de construcción, es donde Rami Malek se luce por completo con su transformación como Freddie Mercury. El protagonista de “Mr. Robot”, que fue elegido tras la partida de Sacha Baron Cohen, no siguió el camino de imitar al cantante, sino que lo canalizó prácticamente a nivel molecular. Cada gesto, tono de voz, expresión y mirada que pueda imaginar de Freddie Mercury la encontramos en la interpretación de Malek y su método del detalle y del entrenamiento de movimiento que nos hace suspender la realidad y convencernos de que vemos al cantante ahí frente a nuestros ojos en pantalla gigante.
Una tarea para nada fácil que el actor logró llevar todo el tiempo, acompañado de un acertado casting para el resto de la banda, donde Gwilym Lee como Brian May, Joseph Mazzello como John Deacon y Ben Hardy como Roger Taylor no quedan relegados a meros acompañantes. La combinación tiene química y funciona la ilusión de verlos como amigos y familia.
Es cierto. Hay cosas que falta madurar en su relato y muchas veces se siente como que es una montaña rusa a toda velocidad que no se detiene en nada. O que no toma ningún riesgo como sí los tomó la banda en gran parte de su carrera como músicos en un estudio. Pero las canciones lo valen todo y el tamaño del cine ayuda a dimensionar lo gigantescas que son. Y vale como una introducción al mundo de Queen para las nuevas generaciones o una celebración de su legado. Ese que nos saca lágrimas, sonrisas y suspiros cada vez que lo escuchamos, como los grandes saben hacerlo.
A pesar de todas sus pifias y debilidades, que las tiene, y bastante, “Bohemian Rhapsody” te emociona en lo más profundo del corazón con las canciones de Queen y el carisma de Rami Malek encarnando con profundo detalle a Freddie Mercury. Finalmente es una carta de amor a la música y a Queen. Un reencuentro con sus melodías y lo que significa para cada uno de nosotros. Y eso no es menor en un mundo que avanza a la velocidad de la luz.
«Bohemian Rhapsody» está disponible por streaming en Netflix y en Star+.