En conversación con el programa Palabras Sacan Palabras, hablamos con Gerardo Ampuero, pasajero del vuelo del avión Latam que salió desde Santiago hacia Asunción y que sufrió un viaje del terror luego de que se presentaran complicaciones con un tormenta, la cual dejó serios daños en la trompa del avión.
Cuéntanos que paso…
Este vuelo lo tomó de manera recurrente, primera vez que me toca vivir algo así, a veces toca turbulencia en la cordillera, pero a este nivel jamás. El avión cuando llegó a Asunción en la primera parte del vuelo trató de aterrizar, pero tormenta estaba muy fuerte y las turbulencias muy grandes. No pudo ingresar en Asunción, así que acertijos en desviarse y buscar otra pista. Una vez que llegamos a Foz estamos mucho rato esperando.
¿Qué paso en las turbulencias?
Hasta ahí nunca me había tocado turbulencias así de fuerte, mucha gente se asustó, varios niños llorando. Fue bastante fuerte como para impedir que se pudiera realizar el aterrizaje pero lo de después fue peor. Llegamos a Foz, nos mantuvieron en el avión un largo rato y no pudimos descender. Finalmente cuando podemos bajar del avión se nos dice que los que quieran descender debían costearse alojamiento y vuelta a Asunción por su propios medios. La otra alternativa era esperar en el avión y una vez que mejoraran las condiciones se podía viajar a Asunción.
El piloto dijo que esperaba hasta las 22 si se podía viajar. A las 21:30 se nos dijo que íbamos a despegar, despegamos de vuelta y todos los que íbamos en el avión pensábamos que la decisión se había tomado porque las decisiones eran óptimas. En el camino nos encontramos la tormenta de nuevo y era increíble cómo se precipitaba al vacío el avión. Los videos no dan cuenta de lo que realmente era, era imposible poder grabar bien. Uno trataba de agarrar de lo que fuera pero en realidad nadie podía sujetar un teléfono para grabar. De verdad creíamos que el avión se estaba desplomando.
Te obligan casi a seguir en el vuelo ¿Cómo ves eso?
La opción era bajarse bajo su propio riesgo sin tener opción de un hotel o pernoctar sin saber cuando tener un vuelo de vuelta a Asunción. La decisión fue libre pero bastante inducida.
¿Cuándo te bajas del avión que piensas?
No me fijé como estaba la nariz de la aeronave. Me bajé, me fui al hotel y al pasar de las horas comencé a salir del shock en el que estaba y se me cayó alguna lágrima pensando en mi familia.