Este miércoles 4 de enero se publicó en el Diario Oficial la ley que restablece el voto obligatorio en Chile. La ley 21.524 que determina que en todas las elecciones -a excepción de primarias- será obligación ir a votar.
La ley se despachó el pasado 19 de diciembre en el Congreso Nacional. Para la aprobación de la de la ley en la Cámara de Diputados y Diputadas hubo 124 votos a favor, 6 en contra y 3 abstenciones.
La legislación plantea que quienes no asistan a votar, por incumplimiento del deber ciudadano de sufragar, se le aplique una una serie de multas y sanciones. No obstante, aún no se fija precio ni qué tipo de procesos sancionatorios se aplicarían. Este detalle permanece aún en discusión en el Congreso.
La próxima elección obligatoria
Son 11 años desde que no votamos de forma obligatoria. Sin embargo, con la nueva ley, las próximas elecciones municipales previstas para el mes de octubre del 2024 serán obligatorias.
Si bien tendremos otras votaciones en el marco del proceso constitucional, una de las indicaciones del Acuerdo por Chile que renovó el proceso ya estaba determinado que todas las votaciones relacionadas al proceso constitucional serían de carácter obligatorio.
¿Un cambio en las tendencias electorales?
La implementación del voto voluntario se realizó en 2012 tras la aplicación de la ley que estableció la inscripción automática al sistema electoral. Posteriormente el primer sufragio que se desarollo fue una elección municipal en octubre de ese año. Esta entregó un total del 57% de abstencion.
Tras 11 años acostumbrados de voto voluntario, los números que entregaron cada sufragio estuvieron marcados por una baja participación política de las y los ciudadanos. En ese sentido, el total de votos realizados durante la elección del presidente Boric fue de 8.270.978. Número que sorprendió por una alta participación, comparada con años anteriores.
No obstante, en el plebiscito de salida por una nueva constitución se aplicó por primera vez el voto obligatorio en el que participaron un total de 13.028.739 chilenos y chilenas. Lo que sorprendió a los analistas con una margen de alrededor de 5 millones de personas que se desconocía su tendencia política.