Hoy en Palabra Que Es Noticia conversamos con la directora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales y candidata a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la académica Lidia Casas.
Los últimos días han estado marcados por los avances investigativos en el caso de Fernanda Maciel. Desde el Ministerio Público pidieron aplicar durante el juicio la perspectiva de género, buscando así generar una igualdad de la aplicación de la ley desde los tribunales de justicia, reconociendo e identificando las situaciones de desigualdad y discriminación en la sociedad. De estos avances, sus implicancias y de los efectos en los procesos judiciales con la aplicación de la perspectiva de género, estaremos hablando con la directora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Digo Portales y candidata a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Lidia Casas.
¿Cómo se entiende la perspectiva de género?
“Hay mucho prejuicio solo al enunciar la palabra género. Eso se refiere en verdad a mirar como la sociedad construye las relaciones entre los sexos. Relaciones que han sido asimétrica en los espacios. Los derechos de las mujeres se proyectan en el derecho escrito. El marido es el jefe de la familia y ese jefe construye realidad, según Andrés Bello. Cuando se habla de perspectiva de género, se traduce en expectativas de lo que tenemos. Tanto en mujeres que pueden ser víctimas y perpetradoras. Cuando las mujeres son víctimas en especial en el carácter sexual y doméstico, comienza una mirada prejuiciada”, señala Lidia Casas.
“Entonces, si sucedió un tipo de delito, algo sucedió. ¿Por qué andaba tan tarde? ¿Cómo andaba vestida? Y temas de abusos en el ámbito laboral, es que traslada esa responsabilidad no a quien perpetra el delito, sino a quien recibe. Cuando hablamos del juzgamiento, no solo miramos el derecho, sino las conductas de las personas. No es un problema de desigualdad ante la ley. Sino se mira diferente a las personas por pertenecer a un sexo u otro”, indica la académica.
Respecto al caso de Fernanda Maciel, ¿Cómo se puede aplicar la perspectiva de género?
“Hay que recordar la terrible cobertura realizada por los medios de comunicación. En segundo cao, tiene que ver como la defensa puede jugar en materia de vida sexual. Podemos ver como el tribunal puede preparar preguntas que son lesivas y que no son relevantes para la investigación del caso. Eso es concreto y lo hemos vivido en el terrible caso de Nabila Riffo. Ahí la defensa jugó a partir de destruir la víctima con preguntas que eran impertinentes. Ahí se buscó destruir la imagen de la víctima”, asegura Lidia Casas.
¿De qué manera se puede trabajar en el proceso de investigación con esa mirada?
“En Chile siempre hemos hablado sobre nuestra superioridad moral de los demás países del continente. En el caso de Alto Hospicio, responde a la desaparición de muchas mujeres jóvenes y pobres. La primera respuesta de las policías es que ellas se fueron con el pololo, cruzaron la frontera y otros. Hasta que una mujer logra sobrevivir, se constata la veracidad de la muerte de 15 mujeres y hay un culpable”, afirma la académica.
“Nosotros no tenemos ninguna superioridad moral sobre el resto del continente. Hubo discriminación por ser pobre, joven y mujer. Esas características confluyen en un tipo de discriminación interseccional y eso pasa en la justicia todo el tiempo. Las cargas de ser pobres, mujer y joven son una discriminación interseccional y pasa en la justicia todo el tiempo”, asevera Lidia Casas.
Se dice que hemos avanzado en materia de igualdad, ¿Cuáles son las desigualdades presentes en el ámbito judicial?
“La sociedad conyugal es el régimen económico actual de las personas que se casan en Chile. Ahí las mujeres no puede tener sus bienes. Si está casada y tiene que recibir una herencia, necesitará la firma de su cónyuge. En el caso de los hombres no es así. Una mujer es una persona de categoría en sociedad conyugal y hasta el día de hoy no lo hemos podido cambiar”, puntualiza la académica.
“Otra claramente es en tema de pensiones. En el tratamiento de quien es un cónyuge sobreviviente o no. Las pensiones tienen diferencia del sexo, no en el cálculo, sino en quien queda. Esto viene de antiguo y está pensado en que las mujeres son quienes le proveen y el hombre es proveedor”, fundamenta Lidia Casas.
“El problema también se da en el derecho a sala cuna. Este derecho está pensando hacia las mujeres. Sin embargo, la crianza está pensado en igualdad para hombre y mujeres, y no se da así. Eso se traduce concretamente en los espacios laborales. Por ejemplo, si ella trabaja en un lugar donde no hay cuidado infantil con menos de 20 trabajadoras, no se puede asegurar ese derecho a sala cuna. Es una realidad”, complementa la académica.
¿Cuáles otras en términos legales?
“Las tres causales del aborto significa que las mujeres mayores de 18 años son tratadas como segundonas. La ley impuso una obligación de investigación de oficia del Ministerio Público y ahí hay una revictimización. Se lleva adelante la idea del ‘no te creo’. Creo que la gente tiende a pensar que la discriminación es un trato directo. Sin embargo, de manera indirecta también se da y produce daño. En el caso de las tres causales sí hay una discriminación por la incredulidad presente en ese cuestionamiento a las mujeres”, concluye la directora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales y candidata a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la académica Lidia Casas.