Complejos días vive el Gobierno del Presidente Gabriel Boric. Durante esta tarde se realizó un nuevo cambio de gabinete, el segundo en seis meses, donde se anunciaron los ajustes en 5 ministerios y 15 subsecretarías en miras del segundo año de administración.
El mandatario nombró 5 nuevos secretarios y secretarias de Estado entre las que destacan los ingresos de Alberto van Klaveren, en el Ministerio de Relaciones Exteriores; Jessica López, en el Ministerio de Obras Públicas; Jaime de Aguirre, en el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio; Jaime Pizarro, en el Ministerio del Deporte y Aisén Etcheverry, en el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Para conocer mayores detalles de este nuevo gabinete, sus implicancias, efectos y metas durante el segundo mandato de gobierno, en Palabras Sacan Palabras conversamos junto al sociólogo y analista político, Axel Callís.
¿Cuáles son las primeras lecturas?
«Es un cambio que tenía un diseño y terminó siendo algo parecido al diseño influida por la reforma tributaria. Se hizo un trabajo en materia de subsecretaría buena. Creo que se le desarmó un poco el tema de los ministerios».
«El relato del cambio de gabinete iba a ser el mejoramiento de la gestión sectorial. Ese sería el componente. Creo que se enredó con el rechazo porque quedó el ministerio de Educación. Esa cartera es una de las más desastrosas en cuanto a gestión. Es cosa de ver la recuperación de las matrículas de los niños y niñas que abandonaron. En el caso del MOP era una cartera que se venía conversando hace bastante tiempo».
«Vemos un ministerio de Minería demorón por el avance del Litio y su discusión. Se vio un poco el proceso con las siete sillas que terminaron siendo solo cinco».
¿Por qué no sale el ministro de Educación?
«No sale porque la diputada Jiles pidió la cabeza de él. Al final lo que salvó el ministro de Educación es el rechazo a la reforma tributaria. Le pusieron dos subsecretarios y lo apuntalan para ayudar la gestión».
¿Qué sucedió en Minería?
«Se quedó Marcela Hernando. José Antonio Gómez podía ser una carta. Yo no conozco los detalles del por qué se quedó Marcela Hernando. No sé por qué se quedó».
¿Pasa a ser menos relevante el cambio de gabinete que el rechazo a la reforma?
«Es evidentemente menos importante el cambio de gabinete que la reforma tributaria. Ese era uno de los centros y uno de los tres pilares del proyecto del Gobierno».
«Creo que el discurso quedó en la mitad del camino en que éstes es el camino y de que quedamos en la mitad. Marcel trabajó ocho meses, hizo todo el trabajo y se rechazó. Hay un tema de que se instaló que en el Senado se resolvería y ahí se produciría la batalla. Por eso los diputados decían que era malo el proyecto y votaron en contra».
Respecto a la cartera de Exterior, ¿Cómo ve la salida de Ahumada?
«Yo voy a extrañar a Ahumada porque el gobierno necesita personajes villanos».
¿Quién será el villano?
«El ministro de Educación queda como pedido. Él era el dueño de una silla. Lo del ministerio de Relaciones Exteriores da para un seminario. Hay una pérdida y oposición alrededor de la cancillería. Yo trabajé con Radomiro y nadie se jubila. Todos siguen trabajando. Por tanto, la comunidad tenía muy mala opinión hacia quienes cuidaban gente. Eso hizo ir desperfilándose».
¿Cómo parte el segundo año del Gobierno?
«Creo que parte con otro golpe y knockout El primero fue el 4 de septiembre y el segundo fue con el rechazo de la reforma tributaria».
«Hay que pararse y buscar la forma de como avanzar y ordenare. Parte con tratar de levantar el ánimo del gobierno. Marcel es el mateo del gobierno y cuando el mateo no está bien en términos de resultados, qué le queda a los demás».
«Mario Marcel es el hombre que ha hecho todo bien y cuando le va mal, genera un ejemplo de que nada está asegurado. Es la contra de Izkia en Temocuicui. Uno desde la arrogancia y otro desde la sistematización. Eso genera una preocupación para el gobierno».