Si hay algo que define la propuesta que presentó Roger Waters hace exactos 10 años en Chile; lo primero que se nos viene a la mente es el de una ópera rock. Porque eso fue lo que vimos los días viernes 02 y sábado 03 de marzo de 2012 en un repleto Estadio Nacional. Dos conciertos agotados en los que el ex Pink Floyd presentó de principio a fin el montaje en vivo del clásico de la banda de 1979.
Y 2012 trajo precisamente el estirón a la gira de «The Wall» de Roger Waters. En un principio se montó para dimensiones de arenas. pero esta vez el muro debía instalarse en estadios. Y Chile fue uno de los primeros en mostrar el nuevo porte. Previo a los shows, el propio Waters supervisó detalles del montaje en la cancha del recinto de Ñuñoa. Tocaba por tercera vez en Santiago.
Cada guiño debía estar correctamente puesto, y deleitar al público que había agotado las entradas para cada una de las citas. Y quizás el más impactantante lo trajo el avión de guerra que recorrió los 200 metros desde la punta de la galería hasta el escenario. Los que estuvieron en cancha pudieron ver cómo les pasaba este avión a escala sobre sus cabezas. Inmersión total.
Tal como hemos visto en imágenes de archivo, una vez que el muro tuvo su último ladrillo opuesto en «Goodbye Cruel World», sirvió como pantalla gigante para proyección de animaciones renovadas y otra perspectia a lo que estaba pasando en el escenario.
Esta ópera rock digna de un ainfiteatro de proporciones épicas no defraudó en ningún segundo y, siguiendo el guión, debía ser derribado para la redención final de Pink, en la voz de un Waters que por ese entonces tenía 69 años y la conviccion intacta de que la vida estaba «fuera del muro». De paso, nos dio el espectáculo más memorable de la última década. Uno en el que Futuro te acompañó en cada momento, camino al estadio y con el propio Waters conversando en nuestros estudios.