Hoy conversamos en Palabras Sacan Palabras a Paula Paris y Luis Philimon, ambos son dirigentes vecinales de Lo Hermida y fueron parte de la movilización exigiendo respuestas a la crisis habitacional que les aqueja y al alza del precio de los productos de primera necesidad.
¿Cuándo comienza la organización?
Paula: «Luchadoras y luchadores de Lo Hermida nace en marzo de 2018, donde se hace una toma simbólica en la villa Cousiño».
¿A qué se refieren con toma simbólica?
«Las familias no se fueron a vivir al lugar, pero llevaron las carpas para ejemplificar el hacinamiento».
¿Es un comité de allegados?
Luis: «Somos 4 comités de allegados. Yo vivo en el sector de la Villa Cousiño, que es bastante emblemático porque no tenemos calles ni estacionamientos y los departamentos son de 36 metros cuadrados. El hacinamiento que tenemos es tremendo. Mucha gente con los retiros aprovechó no para pagar las cuentas, sino para hacer ampliaciones irregulares».
¿Cuál es tu caso personal?
Luis: «Soy operador de grúa horquilla. Llevo 25 años haciéndolo. Llevo 14 años viviendo en la comuna y soy parte de los que tuvimos que hacer una ampliación irregular. Somos 7 personas en la casa, incluyendo un menor de edad. Actualmente vivimos en un palafito».
¿Los 36 metros cuadrados eran los que fueron las viviendas sociales?
«Sí, de hace 25 años atrás aproximadamente».
¿Cuál es tu caso, Paula?
Paula: «He vivido toda mi vida en el barrio. Arrendaba y por el alza de los precios tuve que irme a vivir de allegada con mi hijo a la casa de mi suegra».
¿Cuánto pagabas?
Paula: «Empecé pagando $350.000 pesos, en diciembre del año pasado subió a $370.000 pesos y ahora lo querían volver a subir a $420.000. Se me hacía imposible pagar esto más la canasta familiar y los gastos que puedo tener por mi hijo».
¿Qué reacciones han tenido de la autoridad?
Luis: «Somos más que un grupo de allegados. Somos una organización social y de nuestras bases salió un plan que se llama “Habitar”, que se presentó en diciembre del año pasado y donde estuvo la alcaldesa y el ministro Montes. Nuestro objetivo es trabajar en paralelo con la municipalidad. Nosotros buscamos terrenos con una organización que se llama Déficit Cero y luego llegar al ministerio de Vivienda con cartas de compromiso de parte de los dueños que se comprometan en vendernos para agilizar el proceso. Es un tema coyuntural que no tiene fin. Para cuando una persona tiene su casa, son sus hijos los que se convierten en allegados y se vuelve un círculo vicioso. Nosotros lo queremos convertir en un círculo virtuoso».
¿Qué piden concretamente?
«Nuestra agrupación busca agilizar los temas sobre la búsqueda de un terreno para una vivienda digna. El plan Habitar intenta entregar una solución al tema habitacional, a problemáticas como asbesto en los techos y deterioro de viviendas y espacios públicos y el grave aumento de las familias sin casa».
Hay casas sociales nuevas entregadas cercanas a su sector, ¿Qué información tienen de eso?
«Por lo que tenemos entendido Cousiño si está con un proyecto habitacional, con una especie de ciudad proyecto como la Ciudad Satélite, pero nosotros no estamos considerados. Tenemos conversaciones con ellos, pero nos están proyectando otros terrenos, no esos».
¿Cuánta es la necesidad habitacional en Lo Hermida?
«Nuestra agrupación son 600 familias».
¿Esas familias viven con otras?
«Sí, son todos allegados o están pagando un arriendo usurero».
¿Cuánto vale arrendar una casa del sector?
«En este momento estamos hablando fácilmente de 350 o 380 mil pesos, mínimo. Hay dormitorios, piezas individuales, a 180 mil pesos».
¿Cómo vieron cambiar el barrio en término de hacinamiento y de encarecimiento de la vida? ¿Les ha afectado la presencia del narco? ¿Cuándo comenzaron a ver esto?
Luis: «En lo personal, cuando llegué hace 14 años la Villa Cousiño ya tenía su fama de conflictiva y delincuencial. Pero dentro de todo todavía hay sectores donde se trabaja no abiertamente el tema vecinal, pero con un cuidado entre los vecinos».
Paula: «Ha sido difícil vivir en una población en donde la violencia se ha normalizado. Es difícil escuchar a un niño y que pueda diferenciar entre un disparo y un fuego artificial. Nacer con la violencia es un tema super complicado. Ver al narco en la esquina de tu pasaje es complicado».
¿Cuándo empezó a normalizarse lo de los fuegos artificiales?
«Antes de la pandemia. Lo que se visibilizó después de la pandemia fue la crisis habitacional después de la pandemia».
¿Cambió la relación con los narcos?
Luis: «Es otro terreno. La delincuencia, la seguridad son temas. Pero invisibilizan otros temas como el hacinamiento. Hay problemas con los jóvenes porque tienen más privacidad en la calle que en sus casas. Hay un concepto que aprendí hace tiempo: La ceguera. Todos sabemos que pasa algo. Es como un enchufe que está malo y todos lo saben, pero nadie hace nada. Ya no lo vemos».
¿Te gusta el barrio? ¿Es un sueño salir de la población?
Paula: «No quiero irme porque tengo mis redes, mi familia, mis amigos. Si sale el proyecto de nuestra casa mi idea es quedarme en Lo Hermida porque ahí tenemos nuestras redes de apoyo».
Luis: «Fui bastante nómada en mis años anteriores, pero ya eché raíces. Soy parte de Lo Hermida. Nuestra organización tiene comité social y buscamos volver a reconquistar la vida de barrio, donde sabías qué le pasaba a tu vecino sin ser copuchentos. Tener la seguridad de que tu hijo bajó a jugar al patio y está ahí, sin que le pase nada. Esa es parte de la consigna de una vivienda digna. No solo la infraestructura, sino el cómo se vive. Esto es tan simple como que si te compras una parcela y está todo pelado. Empiezas a construir y se va todo el problema, lo mismo pasas cuando construyes, se van las alimañas sociales a lugares donde no haya control. Lugares con organización fuerte no es su hábitat».
Luis: «Quiero aprovechar este espacio para agregar que el 20 de abril le enviamos una carta al ministro Marcel. Solo pedimos una reunión para expresar nuestra preocupación por la economía» cerraron en entrevista con La Radio del Rock, Paula Paris y Luis Philimon, dirigentes vecinales de Lo Hermida.