La historia de los Beatles debe ser una de las más ricas e interminables de la música. Se han escrito una variedad de libros, hecho decenas de documentales, pero aun así hay mucho que falta por contar. Y más todavía de esa etapa post separación entre 1970 y 1980, donde John Lennon y Paul McCartney parecían odiarse, mientras George Harrison y Ringo Starr trabajaban con uno y otro al mismo tiempo que sacaban sus propios discos solistas.
Pese a eso, cada tanto salen perspectivas de terceros sobre cómo los cuatro de Liverpool vivieron el duelo post quiebre de la banda.
Ese es el caso de Jim Keltner, distinguido baterista de sesión estadounidense que tuvo el privilegio (o la maldición, según como lo vea) de trabajar con algunos de ellos. Así, dio su punto de vista del vinculo que formaron desde que se conocieron hasta el progresivo hastío que cada uno sintió respecto al otro.
Los Beatles post separación
En conversación con Uncut sobre su trabajo con Harrison, Keltner contó un poco sobre la naturaleza de este y la dinámica que existía cuando aparecía un segundo beatle en el camino. Es de recordar que tanto Harrison como Lennon trabajaron para el otro al principio de sus etapas solistas.
«Ambos podrían ser realmente brutales con Paul» cuenta sobre la pareja. «Aprendí muy pronto que no podía unirme a ellos. Los dos en diferentes ocasiones dijeron, ‘Podemos decir eso, pero tú no deberías’. Eran realmente hermanos que amaban burlarse unos de otros, pero no querían que nadie más lo hiciera», mencionó.
Living in the Material World de George Harrison es uno de los discos en el que Jim Keltner está acreditado. Una etapa que le trajo réditos no solo musicales, sino también humanos, ya que conoció a un Harrison que no tantos tuvieron la oportunidad de conocer. Es tan positiva la impresión que le dejó el guitarrista, que teme dejarlo demasiado bien parado: “A veces siento que lo hago sonar como un santo, pero no lo era en ningún sentido».
Aun así, mencionó que el beatle más pequeño «era la persona más inusual que había conocido», todo lo contrario a Lennon.
«John era un tipo normal: divertido, increíblemente inteligente y rápido con todo. Nada tardaba mucho tiempo. Cuando pasamos el rato, fue fantástico, pero fue como vivir en una nube. Hay tantas cosas de John que no puedo recordar porque estábamos tan cargados y todo estaba tan condensado, en cuanto al tiempo. Mientras que, con George, siempre era un poco desconcertante cómo se le ocurrían cosas que hacer, y lo fácil que lo hizo posible», recalcó.