Del libro “Tecnologías para un planeta en llamas”, que cuestiona la idea de la digitalización como la respuesta para frenar el problema medioambiental, conversamos en Palabras Sacan Palabras con su autora, la periodista e investigadora, Paz Peña Ochoa.
¿Qué son “los peligros del tecnocapitalismo”?
«Las tecnologías que usamos actualmente tienen una lógica que refiere a la gran cantidad de datos que nos piden para funcionar. Este manejo de datos necesita infraestructura, que es muy demandante y provoca crecientes impactos socioambientales. Eso es lo que entiendo como un peligro del tecnocapitalismo. Justamente hoy vi una protesta de Huechuraba por un nuevo proyecto de datacenter de Amazon y su impacto en los vecinos del sector».
¿Cuántos recursos se necesitan para un datacenter?
«Siempre hablamos de la nube. Eso no existe, es un mega datacenter que está a las afueras de nuestras ciudades. Estas instalaciones consumen en promedio lo que consume una ciudad pequeña de miles de habitantes. Eso en el contexto de sequía, donde además se necesita de agua dulce para enfriar las salas de computadores para que no estropee los componentes electrónicos».
¿Qué impacto tiene el litio?
«Es un tema bien interesante. Un computador o un celular necesita todos los elementos de la tabla química. Además, los minerales que necesitan los aparatos electrónicos son los mismos que se necesitan para las energías limpias. Es por esto que el “boom minero” que se produjo y que también afecta a nuestro país está más enfocado al avance de la digitalización y no a la generación de energía verde. China, Estados Unidos y Europa se están peleando para ver quién hace el movimiento geopolítico de definir dónde se va a ocupar lo extraído en la minería».
¿En qué consiste la transición digital justa?
«A propósito de esta idea geopolítica, en muchas instancias multilaterales se habla de la “transición gemela”, donde para haber generación ecológica de energía verde tiene que haber sí o sí una transición digital del mismo tamaño. Eso lo desmitifico porque se basa en la idea de que la digitalización no consume tanto. La transición digital justa se refiere a la idea de cuestionarnos por qué tenemos que pagar los costos socioambientales de la digitalización producida principalmente en otros sectores. Si los grandes beneficiarios económicos están en el norte global, ¿por qué tenemos que pagarlo nosotros?».
En 2021 Nayib Bukele anunció que el Bictoin se convertiría en una modela de curso legal en El Salvador, ¿qué impactos tienen medidas como esta?
«Es un impacto tremendo. A nivel de uso de energía por hora, en el año el bitcoin consume más que Chile o Argentina. Es por esto que soy enfática en decir que, cada vez que hablamos de lo digital hay que cuestionarse cuál es el costo detrás. Los activistas hablan mucho de que cuando se dice “energías limpias” es puro discurso. Hasta las energías limpias tienen un costo».
¿Y el hidrógeno verde?
«Hasta donde he estudiado se ve que no es tan eficiente como se muestra. Es más, la idea de una “tecnosolución” para arreglar la crisis que vivimos. Al final, una problemática que se debería solucionar desde una perspectiva ambiental y política se mira como algo tecnológico».
¿Qué energías son realmente limpias?
«Creo que la conversación no tiene que ver con cuál es la más limpia. No hay duda de que tenemos que cambiar hacia energías limpias. La conversación tiene que ir hacia darnos cuenta de que el problema es el modelo económico, con un consumo exagerado. Si se mejora, por ejemplo, el comercio electrónico, podríamos pensar que está genial porque se baja la huella de carbono. Pero viene de la mano el sobre consumo que genera un daño severo. La gran conversación ausente hoy en día es la transición económica que tenemos que hacer, para cambiar el modelo económico que tenemos».
¿Qué te parece la Estrategia Nacional del Litio?
«Primero hay que decir que el papel de Chile hay un rol muy difícil, muy pequeño, así que no tenemos mucho para incidir. Me parece un poco decepcionante que no se profundizara más en las comunidades que habitan en esos sectores y del término completo de esa biodiversidad. Es algo contradictorio pensar que para generar un consumo “verde” tenemos que destruir el ecosistema de los salares».
¿No te deprime esto? ¿Cómo se puede hacer el cambio sin asumir una perspectiva pesimista?
«En la tercera parte del libro trato de ver maneras de potenciar nuevos caminos. Hay una filósofa de la ciencia que se llama Isabelle Stengers, que escribió el libro “En Tiempos de Catástrofe” y ella dice que la pregunta correcta no es qué hago yo frente a este problema, porque es una pregunta que nos queda muy grande. La pregunta debiese ser como salir de la forma menos salvaje posible. Si pensamos en la crisis alimentaria a propósito del cambio climático, la pregunta es política, es definir cómo hacemos para evitar el tener que decidir quién come y quién no. Necesitamos tomadores de decisiones que quieran hablar de política. Nosotros como personas tenemos un poder muy limitado que es el poder del consumo. Tenemos que consumir menos y aceptar la contradicción. Todo tiene huella de carbono así que no deberíamos sentirnos mal, tenemos que pensar como reducirlo lo más posible dentro de lo lograble» cerró diciendo en entrevista con La Radio del Rock, la autora del libro “Tecnologías para un planeta en llamas”, la periodista e investigadora, Paz Peña Ochoa.