Hoy en Palabra Que Es Noticia conversamos con la Doctora en Estudios Americanos, Kathya Araujo.
La corrección de un error de tipeo ocurrido en la pequeña comuna altiplánica de Colchane hizo variar este lunes los primeros resultados difundidos en la víspera por el Servicio Electoral. En los comicios de los consejeros constitucionales, finalmente se confirmó que la derecha consiguió los escaños necesarios para controlar el proceso de redacción de la nueva Carta Magna que reemplazará a la actual, vigente desde la dictadura cívico-militar.
En términos generales, ¿Te sorprendió este resultado?
“Había muchas predicciones de una alta votación de Republicanos pero no deja de ser sorprendente. Creo que esa es la gran sorpresa y no sé si alguien lo había visto venir. Desde hace un tiempo atrás estamos muy en sorpresas con las votaciones porque hay un fenómeno más de fondo con la llegada de un contingente de personas que no votaban y que ahora votan por el voto obligatorio. Uno de los rasgos más importantes de los últimos tiempos es la enorme volatilidad del electorado. Creo que este resultado tan alto de Republicanos está en línea con esta volatilidad, son quienes lograron enganchar con el momento y con las emocionalidades de una parte del electorado”, señala Kathya Araujo.
¿Cómo se explica esta volatilidad?
“Creo que hay varias cuestiones importantes que están expresadas en este voto. Uno de los hechos más importantes fue el número alto de nulos y blancos. Hay que prestarle atención a eso, porque lo que tenemos de fondo es una sociedad que, en buena medida, está cansada de los ciclos electorales. Estamos ante una población atravesada por sentimientos anti-política y anti-élite. Hay una distancia y una desidentificación con la política por parte de la gente, que va a votar pero que conjuga esto más la desinformación que se podría haber subsanado por las instituciones”, indica la doctora en Estudios Americanos.
“Me parece que hay un voto castigo a la clase política y a este proceso que, en su forma, es un retroceso grande respecto a la autonomía de las personas. Es un proceso muy cerrado que retrocede en términos de lo que le dice a la población respecto a la tutela y a la capacidad de participación. Hubo un conjunto de razones por los que la clase política tomó esta decisión y se provocó este voto de rechazo a la clase política. Los procesos de desapego de la sociedad son de los procesos más preocupantes que hay. Lo más preocupante de los resultados de las investigaciones que se llevan en la academia es una distancia en la propia sociedad. Esta elección muestra esto. El voto más ideológico sigue siendo el mismo, pero también tenemos un voto volátil que permite que cualquiera que gane se vea frente a un desafío más que frente a una certeza de apoyo ciudadano. No es un capital permanente”, afirma Kathya Araujo.
Al principio había una suerte de esperanza, que cambió con este nuevo proceso. ¿Qué pasa con este cambio de un proceso constituyente a otro? ¿Qué pasa con la sociedad cuando ya no se le cree a la política?
“Los estudios han mostrado que el camino de desencanto con la política empezó por el año 2000. Los políticos construyeron un protagonismo distinto. El desencanto tiene muchísimo tiempo. Decir que la desesperanza es reciente es un error. Hay un problema para la sociedad chilena y para la política, estamos viviendo un proceso donde no hemos superado octubre de 2019. Seguimos en el mismo lugar, no solo porque hay muchas demandas que no se cumplieron, sino que también porque la perspectiva antipolítica, anti-elite sigue vigente. Hay una enorme desconfianza en las instituciones”, asegura la doctora en Estudios Americanos.
¿No existe el fin del octubrismo?
“Lo que ocurrió en octubre de 2019 sigue con nosotros. Las causas, los motores, la emocionalidad que estaba ahí, todavía sigue con nosotros. Decir que eso fue una especie de delirio psicótico de la sociedad chilena es un no querer ver el problema. Quizás no vemos las masas ni las marchas, pero seguimos viendo un aumento en los casos de violencia en las escuelas, en los organismos públicos. Esto tiene que ver con que no hay caminos de resolución de conflicto que sean viables para la población. Aparece como que la fuerza es lo más importante. Otro síntoma es lo que estamos viendo, grados de opinión sobre la política diciendo que no resuelve nada. Eso no es nuevo. Creo que post 2019 hubo una chispa de algo que se podía hacer, pero no ocurrió porque tenía que haber una reacción mucho más rápida. La política en su conjunto tendría que haber generado un plan de acuerdos para el país que fuera más allá de un proceso constitucional”, concluye en Palabra Que Es Noticia kathya Araujo.