Del libro “Nosotros los vencidos”, que narra la historia de seis jóvenes del movimiento revolucionario uruguayo Tupamaros y su intento de escapar de Chile por la Cordillera en medio de la Dictadura en 1973, hablamos en Palabras Sacan Palabras con su autor, Fernando Butazzoni.
¿De qué trata “Nosotros los vencidos”?
Es la historia de un grupo de uruguayos que estaban refugiados en Chile después del Golpe de Estado en Uruguay que fue en junio y se ven sorprendidos por el Golpe de Estado en Chile, por lo que no tenían donde ir. Ellos deciden tratar de huir por la cordillera y algunos son detenidos por Carabineros y otros por tropas del Regimiento de Ferrocarrileros de Puente Alto. Son llevados del cuartel al Regimiento y de ahí tres de ellos son llevados al Estadio Nacional y otros tres desaparecen para siempre. Lo que yo hice básicamente fue reconstruir el episodio desde el momento en que estos jóvenes ven que el Golpe de Estado se produce y deben encontrar algún tipo de amparo, hasta el momento en que los que sobreviven pueden escapar de Chile. Después se produce el juicio a los responsables de las desapariciones, que fueron varios militares del regimiento de Puente Alto, algunos de ellos que alcanzaron rangos importantes llegando a ser generales y brigadieres. Yo cuento también el largo proceso de un juicio que empezó el año 2000 y que concluyó el año 2015.
¿Cómo llegan estos jóvenes a tupamaro y cómo terminan en Chile?
En Uruguay tanto como en otros países de América Latina había un fervor revolucionario por la revolución cubana y la figura del Che Guevara. En Uruguay este fervor implicó que muchos jóvenes se involucraran con la guerrilla urbana, que eran los Tupamaros. Algunos de ellos estaban presos y en Uruguay estaba la opción de dejarlos en libertad con la opción de que abandonaran el país, por lo que muchos de ellos que se embarcaron en la aventura revolucionaria terminaron yendo a Chile porque era el único lugar que tenían para ir. Allí se dieron cuenta de que era una gigantesca ratonera para muchísimos de extranjeros que estaban en el país.
¿Cuál fue el destino de la guerrilla de tupamaros?
Los tupamaros tenían en su época de oro una organización pequeña que funcionaba bien. Tenían algunas armas cortas y metralletas y se habían ganado la simpatía de sectores importantes de la población y tenían vínculos con el sistema político. El hecho es que ellos toman una estrategia de confrontación abierta con un par de episodios de tiroteos y muertes que llevó a la hecatombe y a la detención de muchos de ellos. Pepe Mujica fue uno de los dirigentes de Tupamaro, que cae herido clandestinamente en Montevideo y cuando lo van a detener le pegan 5 balazos y se salva. Lo intervienen, le salvan la vida y lo dejan preso desde 1972 hasta 1985 en condiciones terribles.
¿Cuál es la reflexión que haces sobre estos jóvenes tantos años después?
A mi me interesaba mucho conocer qué había pasado con estos muchachos. Mi reflexión era que son unos chiquillos, no tenían más de 20 años y fueron desaparecidos. Por otro lado, mi reflexión va vinculada con el título, porque hubo un grupo numeroso de gente que fue vencida y derrotada. Entre quienes participaron de esos episodios la derrota está muy mal vista y creo que filosóficamente es importante para el humano admitir cuando se está vencido. Me parecía que entender lo que había pasado en Chile esos días y relatarlos de forma que cualquier persona pueda entenderlo independiente del país, era importante para aportar una visión que fuera no desde la izquierda tradicional o la derecha purista, sino más bien una visión despegada que intentara hacer entender cómo fue el carácter episódico de estos hechos tan brutales que padecieron sociedades enteras que no sabían qué habían pasado por sus hijos, daños psicológicos, etc. No podemos olvidar el pasado, pero debemos leerlo con mirada fresca y no con anteojeras de ningún tipo.
¿Cómo es la realidad actual de Uruguay?
Primero que nada, Uruguay hoy es un país sediento. Estamos atravesando la sequía más prolongada y dramática de toda su historia. Hace mucho tiempo que no llueve y el agua de la capital no es potable. Escasea el agua embotellada y se tiene que traer de otros países porque la gente no tiene agua para beber. Todo lo demás, con sus matices, está eclipsado por la sequía, que ha provocado inmensos daños económicos y en la agricultura. La cosecha de soja es la cuarta parte de lo que debe ser. Es una situación realmente dramática y eso está marcando la pauta incluso a nivel político, porque hay un proceso de debate respecto de qué hay que hacer. Esa es la fotografía del Uruguay de hoy.