Hoy en Palabra Que Es Noticia conversamos con Marcelo Sánchez, gerente general de la fundación San Carlos de Maipo.
En un 45% ha aumentado la participación de niños, niñas y adolescentes en delitos violentos y de acuerdo a expertos se ha fallado sistemáticamente en la agenda temprana de prevención social. La violencia visibilizada en los estadios es claro síntoma de lo que está sucediendo en los diversos territorios, donde no se puede descartar la instrumentalización de grupos violentistas que involucran también a niños y jóvenes en sus procedimientos. El uso de fuegos artificiales es una señal clara del acceso que pueden estar teniendo a este tipo de organizaciones.
¿Qué mirada tienen sobre la participación de los delitos violentos?
“Esto que estamos viendo son los efectos de un proceso que ha venido desde hace varios años. Lo hemos observado desde hace 5 años con un aumento del porcentaje de niños que participan en bandas criminales. El narcotráfico necesita que se normalice, que tenga validación social en el territorio y lo hace a través de establecer la “narcocultura”. Se genera un espacio de aceptación social, deteriorando la cohesión de los vecinos y las familias se van sintiendo amedrentadas porque tienen hijos o familiares secuestrados por bandas criminales. En los carteles que funcionan afuera esto es parte de su estrategia y acá en Chile empezó a crecer durante la pandemia”, señala Marcelo Sánchez.
¿Qué se entiende por “narcocultura”?
“Es un mecanismo de sincretismo. Los narcotraficantes apelan que existían y que estaban normalizados por la comunidad. Disfraza su actividad delictiva con elementos que son reconocibles y apreciados por la cultura popular. Con cosas como los funerales narcos. La música que hace apología a quienes participan de estas actividades, etc. De esta forma, los niños van reconociendo elementos comunes en su infancia. La narcocultura tiene el objetivo de aparentar que aquello que son delitos son parte de la tradición y son valorados culturalmente. Por eso es tan peligrosa. No se logra identificar a tiempo por la comunidad y posee una instrumentación peligrosa para sustituir los valores familiares de los niños por los valores de una banda delictual”, indica el gerente general de la fundación San Carlos de Maipo.
¿Cómo se enfrenta?
“Es tan serio y delicado que la única forma es trabajar en la crianza con la familia. Hoy no estamos llegando al ámbito local. Hay que cambiar la cultura desde las bases, ofrecer un apoyo desde la primera infancia, con una oferta preventiva de calidad y antes de los 13 años. Todo lo que construiste antes de los 13 años sirve como contención para que los niños no entren a esta narcocultura”, asegura Marcelo Sánchez.
¿Cómo se combina esto con la coyuntura ciudadana sobre el concepto de seguridad?
“Lo que trata de conectar el mundo político en materia de seguridad son los efectos que perciben las personas. Pero una persona, por ejemplo, cuando tiene un dolor de cabeza puede ser por un montón de causas distintas. Aquí los programas que se han presentado son muy contundentes en materia de pesquisas y de persecución penal, pero hemos visto muy poco un despliegue para poder dar respuesta a las verdaderas causas. Todo esto no es parte de un plan integral. Se tiene que tener respuesta a que los niños dejen el sistema educativo, cuando se relaciona con pares negativos o empieza a consumir alcohol y drogas”, asegura el gerente general de la fundación San Carlos de Maipo.
“Tenemos las cifras más altas de consumo de alcohol y drogas de Latinoamérica, tenemos 50.000 que han sido excluidos del sistema escolar y más de 1.200.000 que están en grave riesgo de ausentismo. Tenemos 28.000 niños que están en listas de espera en el servicio de Mejor Niñez, 190.000 niños que están expuestos a trabajo infantil, cerca de 6.000 que están en explotación sexual comercial infantil y más de 1000 niños en situación de calle. Hoy lo que estamos haciendo es pan para hoy y hambre para mañana, porque si no nos hacemos cargo de los niños a futuro tendremos bandas criminales cada vez más potentes. No cometamos los errores de siempre. Una estrategia de seguridad requiere partir por la niñez, por una estrategia a largo plazo, para detener las trayectorias. Sin consumo no hay narco”, asevera Marcelo Sánchez.
¿Qué está pasando con Mejor Niñez?
“Lo últimos 3 años se ha hecho una división funcional del Sename. El servicio de reinserción pasa a depender del ministerio de Justicia y el servicio de protección queda bajo la subsecretaría de la Infancia bajo el alero del ministerio de Desarrollo Social. Lo que hizo el legislador fue especializar ambos servicios y avanzar en la desjudicialización del sistema de protección. Se supone que durante el año pasado debiéramos haber tenido cerca de 100 oficinas ya implementadas, pero tenemos solo 18. De las 12 que fueron el piloto que dejó el presidente Piñera, se sumaron solo 6 adicionales y en diciembre se transfirieron los recursos de enero para 90 oficinas más”, comenta el gerente general de la fundación San Carlos de Maipo.
“En la práctica las oficinas no están siendo el dique de contención para que no se termine en Mejor Niñez, colapsando este programa. El aumento de los factores de riesgo con la pandemia y de gestión han hecho que las listas de espera que había en el año 2021 que eran del orden de los 10.000, 11.000 niños, ascendiera a 28.000 niños. En el ministerio de Salud tenemos listas de espera de 14.000 niños en materia de salud mental. Desde el año pasado está promulgada la ley de garantías de la niñez y se tiene que cumplir. La Corte Suprema está observando este proceso y lo que está pasando es que no se está cumpliendo”, complementa.
“Tenemos que resolver de manera urgente … Con los indicadores que he mencionado podemos decir que estamos en la crisis más importante de los últimos 15 años en materia de niñez”, concluye en Palabra Que Es Noticia Marcelo Sánchez.