Hoy en Palabra Que Es Noticia conversamos con Arturo Clement, presidente de SalmónChile.
El Consejo del Salmón ratificó su postura negativa frente al proyecto impulsado por el Ejecutivo que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas. La entidad afirmó que la Ley SBAP impactará negativamente en las concesiones vigentes para la salmonicultura tanto las indefinidas como a 25 años. Dado este escenario, proponen al Gobierno dejar sin efecto indicaciones que ponen término a la existencia de la salmonicultura en las áreas protegidas y realizar la discusión sobre las reglas de las concesiones, las relocalizaciones y otros temas esenciales para la industria.
¿Qué conclusión sacan de la votación de ayer y del debate?
“Lo que nosotros planteamos desde un inicio es que para un tema tan sustancial no se puede discutir en dos semanas, se tiene que hacer con tiempo. El tema medioambiental es fundamental tanto para la sociedad como para nosotros. Si el medioambiente no funciona correctamente, nuestro sistema no funciona correctamente. Le pedimos a la autoridad que se discutiera este tema en la discusión de una nueva ley acuícola, pero súbitamente se ingresó esta indicación en la ley SBAP. Fue bastante sorpresivo y estamos abiertos a iniciar el diálogo, con fundamento científico y de fondo”, señala Arturo Clement.
¿Por qué había tanta resistencia si se habló de nuevas concesiones y no de las actuales?
“Lo que pasa es que el Gobierno contó la primera parte de la película. Efectivamente, no se tocan las concesiones existentes. El ministro Marcel contó que existen 142 concesiones que en los próximos 15 años tendrán que renovarse y que con esta ley no se renovarán. Cuando empiecen a vencer las concesiones, los efectos en los empleos y las paralizaciones de las plantas van a ser enormes y este Gobierno no va a estar. Eso fue lo que el Gobierno no contó. Los trabajadores sabían esto y el Gobierno no lo contó. Se legisló sin preguntarle a la gente involucrada y recién a última hora se juntaron con los trabajadores. No solo no se garantizaba, sino que no se renovaba”, indica el presidente de SalmónChile.
¿Cómo se tiene que dar esta discusión considerando los impactos ambientales de la industria del salmón?
“Nosotros celebramos cuando el Gobierno anunció una nueva ley de acuicultura porque queremos tener una discusión para tener una visión a largo plazo. El ordenamiento territorial es fundamental en la discusión del desarrollo acuícola, pero cada vez tenemos menos espacio para la salmonicultura. Hoy entre las zonas de conservación hay 20 millones de hectáreas. Los espacios marinos costeros para pueblos originarios son 4 millones de hectáreas. La salmonicultura ocupa 4500 hectáreas, un 0,0018% de lo anterior. Queremos compatibilizar el desarrollo acuícola con el medioambiente y la conservación, pero cuando el sur chileno se transforma en un parque completamente, se restringe. No digo que sea uno u otro, porque pueden ser los dos”, afirma Arturo Clement.
¿Están de acuerdo con nuevas concesiones? ¿Van a querer concesiones en áreas protegidas?
“Si nosotros tuviéramos otros espacios, no quisiéramos estar en zonas de protección. Estamos en esas zonas porque siempre se autorizó usos múltiples. Nosotros estamos en reservas, que por ley indican que puede existir conservación y desarrollo productivo. No nos instalamos ahí, el Estado por ley nos permitió estar ahí. No es que nosotros fuéramos y nos instaláramos en una reserva, sino que el Estado, antes de que estas zonas fueran reservas, nos entregó las concesiones. Si tuviéramos la posibilidad de que estemos funcionando en otras zonas que no sean zonas de conservación, nosotros feliz”, asegura el presidente de SalmónChile.
¿No hay otros espacios?
“Chile tiene una costa gigantesca que puede ser desarrollada de forma sostenible, pero que está siendo bloqueada por múltiples zonas de conservación y por espacios marinos costeros para pueblos originarios. Los organismos internacionales dicen que en la acuicultura está la alimentación mundial. El sistema terrestre ya está colapsado respecto a producción de alimentos. Nos estamos engañando solos. Desde el punto de vista de la huella de carbono, la acuicultura es la más baja en comparación a las otras industrias productivas. Efectivamente tenemos un impacto en el medioambiente, pero no lo destruimos. Cualquier actividad industrial tiene impacto en el medioambiente, pero tenemos que dialogar para ver cómo impactarlo menos”, concluye en Palabra Que Es Noticia Arturo Clement.