Del libro “Allende, la autopsia de un crimen”, que entrega información inédita señalando que la muerte de Salvador Allende fue un asesinato por parte del ejército chileno, conversamos en Palabras Sacan Palabras con sus autores, Francisco Marín y Luis Ranaval.
¿Cuál es la historia de los restos del presidente Allende y que han hecho difícil la reconstrucción de la autopsia?
«Hay elementos fundamentales que faltan en toda investigación de naturaleza criminal. En el año 2011 no se realizó una reconstitución de escena, no fue utilizado el lugar … Nunca se encontraron el arma ni el proyectil. Otro elemento es que las piezas fundamentales. Lo que se valora desde el punto de vista médico forense, que era un orificio de salida concordante con un disparo de baja velocidad por un revolver, no fue hallado. Estaba en el año 73, pero después simplemente desapareció. Todos estos elementos permiten llegar a una confirmación de la teoría del suicidio que no tiene ningún sustento desde el punto de vista médico forense».
¿Por qué se instaló esta idea del suicido de Allende?
«Hay distintos factores. En concreto, lo que se ve al revisar los dictámenes de este informe. Los peritos narran lo que se esperaría que ocurrió en base de una descripción esencialmente teórica. Materialmente los elementos no están, así que se trata de una suerte de construcción fantástica para suplir las diferencias de lo que no se pudo encontrar».
¿Y desde las ciencias sociales?
«En base a los elementos objetivos toda la construcción del suicido es un montaje, porque todos los elementos que son pilares de esta tesis son falsos. Por ejemplo, el mismo informe de autopsias es un documento que está falsificado y fue señalado por el abogado Roberto Celedón, que está alineado computacionalmente. Todas las fotos fueron hechas desaparecer, lo mismo con las filmaciones. Los peritos de la brigada de homicidios de la Policía de Investigaciones dan cuenta de que el General Palacios se quedó con el fusil, con las balas y con los elementos. Estamos en condiciones de asegurar que los lentes que se exhiben en el Museo Histórico Nacional en ningún caso son los de Salvador Allende. El juez carroza establece en la sentencia de 2012 que no hubo combate en La Moneda. Cuando los propios testimonios de los militares dan a conocer que hubo enfrentamientos. Se valida una tesis que no tiene asidero ni histórico ni forense».
¿Qué sucedió con Allende según ustedes?
«Lo importante de nuestra investigación es que es histórico-forense. Todo demuestra que, dado las profusas manchas de sangre que tenía Allende en la ropa. Se da cuenta de heridas de bala que no fueron descritas en el análisis forense original. Hay una narración que calza con la evidencia forense. Hay muchas narraciones, como la de Tati Allende, que calzan con la teoría del homicidio».
«Una es de Dagoberto Palacios, sobrino del general Palacios que dirigió el asalto a La Moneda y que estuvo a cargo desde el momento en el que el presidente muere hasta que dos horas después se permitió ingresar a las policías. Que señala que el general Palacios en una comida se reunió en un restaurant en calle Cuevas con Avenida Matta con otros militares y le preguntaron por ese momento y él confirmó que le había dado un tiro de gracia a Allende».
«Para que Dagoberto diera este testimonio tuvo que romper con toda su familia. Un amigo del general Palacios también da cuenta de cómo habría sido la muerte del presidente Allende. Diciendo que Allende le disparó y que fue él quien hirió en una mano al general Palacios. El mismo Palacios señaló esto en la revista Ercilla de 1973 y los militares que acompañaban a Palacios y luego él sube para removerle el casco y darle un disparo en la frente. No asevero que todo esto sea así, pero es concordante con el análisis forense».
¿Es viable o conveniente desde el punto de vista forense hacer una tercera autopsia?
«Por supuesto. En este caso, entre la primera y la segunda autopsia pasaron décadas y, a pesar del maltrato y de la exhumación del 2011, se pudo detectar residuos de pólvora en mayor concentración en el área frontal. Una tercera autopsia permitiría reforzar los argumentos que hemos entregado a través de esta investigación. Lo que se hizo en 2011 fue tratar de validar el suicidio y no lo lograron, a pesar de que haya una resolución jurídica al respecto» señalaron en entrevista con La Radio del Rock, los autores del libro «Allende, la autopsia de un crimen», Francisco Marín y Luis Ranaval.