Este martes nos dejó un grande. El querido ministro y embajador de las delicias dionisiacas como se le catalogó tantas veces aquí en La Radio del Rock, Rodrigo Pica, falleció a sus 44 años luego de sufrir un infarto en dependencias de la Universidad Central, donde desde 2005 realizaba Clases de Derecho Constitucional.
Pica siempre tuvo una vida multifacética con su dedicación por el derecho. Esta lo llevó a ser ministro del Tribunal Constitucional. Pero también con un lado de estudioso del vino y de la gastronomía. Esta faceta lo llevó a formar parte del equipo de Radio Futuro para tener un espacio donde hablar de sus recomendaciones.
Así, en 2016 se sumó a Palabra Que es Noticia con la sección «Datos Con Pica». Y posteriormente a Palabras Sacan Palabras en la tarde con la «Cantina Futuro», donde hacía gala de su gran conocimiento en vinos, como podemos escuchar en este extracto de la edición de Cantina Futuro del 26 de mayo pasado.
Su última participación aquí en la Radio del Rock fue el viernes pasado, en medio de la cobertura de Futuro de la Furia del Libro, donde quiso llevar la cantina a la Estación Mapocho y valoró espacios culturales como esa feria.
Los que lo conocieron, el equipo de Futuro, sus familiares, comentaron sobre su latente amor por la radio. Ya en 2020, a propósito de una edición navideña de Datos con Pica en Palabra Que es Noticia, Rodrigo Pica contaba que había sido un año difícil, pero que agradecía la oportunidad de volver a estos espacios.
Desde la 88.9 despedimos y homenajeamos entonces al gran Rodrigo Pica. Al embajador de los placeres. A una persona sabia, alegre y querida en todos los mundos que transitó. Tanto desde lo académico, lo medial y lo gastronómico. Uno a quien desde ya se le echa de menos.
Antonio Quinteros
«No podemos soslayar a esta hora un hecho que nos devastó el martes entrada la tarde: falleció Rodrigo Pica. Una cuestión para mí (nosotros) insospechada, violenta.
Ustedes lo conocieron cuando durante años nos habló de vinos, maridajes. Llegaba los viernes en la mañana en su moto. Y lo primero que uno veía era su sonrisa de gigante. Era un gigante (de tamaño) Pero cuando pasó el tiempo descubrimos que era mucho más que eso: un regalo para nuestras vidas.
Nos mostró el mundo pero ante todo nos enseñó a disfrutar la vida. En lo que cada uno es. Era un gigante, de abrazos potentes, cariñosos. Un tipo que jamás te dejaría sólo.
Era generoso Pica. Uno de los abogados más prestigiosos de este país, integrante del Tribunal Constitucional. Pero, ante todo, alguien escaso en estos tiempos: generoso, amable, alegre, cariñoso. Lo ví el lunes recién pasado. Nos juntamos para hablar de la vida, en especial de mis penas. Para conocer qué decía él. Y me fui con la sensación se siempre: qué suerte tengo.
Era tan grande Pica que su corazón no pudo más: fue a comprar a la cafetería de la Universidad y se desvaneció. Fulminante. No se pudo hacer nada.
Hoy lo lloramos pero fue un regalo. Una enseñanza, una forma de ser que nos dice que el mundo y la sociedad pueden ser distintos. Nunca olvidaré nuestras conversaciones: sólo basta una sonrisa, un abrazo.
Les quiero dar las gracias a todos los que estas horas (miles) me (nos) han enviado mensajes. El, dónde esté, los recibe como siempre: qué honor, Toñito, diría. Era de una humildad que sólo tienen los grandes.
Qué honor, Pica, haberte conocido. Y nos vamos a encontrar de nuevo. No tengo duda. Será fantástico, cuando a mí me toque, llegar a esa mesa donde él estará como siempre.
Rodrigo fue una persona escasa en este mundo. Una partida temprana y para mí injusta. Pero, ¿saben?, él tenía una cita con su destino… y llegó puntual. Seguro a juntarse con sus ancestros, su padre. Ya debe estar maridando.
Rodrigo Pica tenía una cita con su destino. Y llegó puntual. Los invito a no olvidar es que lo único que tenemos son nuestros afectos. Esta maravillosa oportunidad de estar vivos. De aprender, conocer, amar y ser amados.
Salud, Pica. Nunca te olvidaré, amigo mío. Gracias, gracias por tanto».
Andera Moletto
«Rodrigo Pica nos fulminó con su partida. Un ser humano grandioso. Generoso. Divertido. Sarcástico. Culto. Amoroso. Enorme. He pensado en él como un tipo que política, social y éticamente hizo carne la resistencia de la manera más original que conocí. En tiempos magros en profundidad intelectual, él era complejo, instruido, culto. Para los momentos donde los excesos son condenados, él abrazaba al dios Baco con total arrojo, en tiempos donde nadie tiene tiempo para la amistad, él se daba todo el tiempo del mundo.
En tiempos donde el humor y el sarcasmo escaseaban, tenía un humor exquisito. Cuando todos vociferan que hay que destruir el sistema, él construía desde las instituciones. Era firme en sus convicciones. Con argumentos, pero sin fanatismo sino con el derecho bajo el brazo. Tenía espesor, pero sin ser grave. No se tomaba en serio, porque eso lo habría convertido en un intelectual cualquiera.
Pica era un ser humano libre. Un Republicano que luchó para cambiar la constitución de Pinochet, pero no lo verá en vida: «Ganamos como nunca, perdimos como siempre», decía con esa inteligencia maravillosa. Rodrigo Pica Flores era delicado y precioso como un picaflor, pero su humanidad era la de un oso amoroso. Te adoramos Rodrigo. Te vamos a extrañar en estos micrófonos y en la vida. En nombre del equipo del rock, te despedimos. Buen viaje amigo».