Del combate contra el crimen organizado en el contexto de la presencia del Tren de Aragua en nuestro país, conversamos en Palabras Sacan Palabras con el director de la Unidad Especializada de Crimen Organizado de la Fiscalía, Ignacio Castillo
¿Cuál es la realidad del Tren de Aragua en Chile?
Hay que partir destacando el trabajo de las Fiscalías Regionales del norte. Efectivamente el Tren de Aragua tiene su origen en Venezuela y hoy tiene presencia en todos los países de la zona del Pacífico. En Chile llegó como parte del fenómeno migratorio y se trata de una organización nueva en nuestro país porque nunca habíamos tenido una organización criminal de tal envergadura en el país ni cometiendo tantos delitos como lo hacen. Hemos visto casos de tortura, de tráfico de personas o trata de migrantes. Es una organización que tiene un conjunto de delitos y que particularmente busca el lucro, porque tienen en el fondo una fuerte pretensión lucrativa. Por eso es importante no solo desbaratarlos a través de detener a sus participantes.
¿Con qué se han encontrado en la investigación?
El contexto del crimen organizado se expresa a través de delitos particularmente violentos. La diferencia que tenemos hoy con el homicidio es que hace 10 años atrás teníamos imputados conocidos, que al poco tiempo de cometido el delito teníamos forma de identificar al autor. Lo que hoy vemos, en cambio, es que estos delitos se dan en contextos donde se desconoce la autoría de quien comete los delitos y complejizando la persecución penal. El fiscal Nacional, una de las primeras cosas que dispuso al asumir el cargo, fue modificar las unidades especializadas que tenía el Ministerio Público para fortalecer el apoyo a los fiscales en la persecución de las organizaciones criminales. En ese contexto se crea la Unidad de Crimen Organizado que me toca dirigir.
Mucha gente se encontró con este fenómeno de forma repentina e inevitablemente se vincula a la migración. ¿Cómo podemos hacer la separación entre ambos fenómenos?
El fenómeno migratorio es complejo, que cuenta con externalidades tanto positivas como negativas. En este caso en particular, la externalidad que tenemos es que nos enfrentamos a una forma de criminalidad más asociativa, de una organización más compleja y violenta y con una perspectiva respecto a su actuar ilícito que apunta de una manera más radical hacia la obtención de ganancias. Una de las cosas que tenemos que hacer es focalizar la persecución penal en ese contexto. Fue un fenómeno que surgió repentinamente y podemos decir que el día de ayer se publicó una nueva ley que fortalece la persecución penal. En muchos aspectos nos pone al nivel de países que enfrentaron fuertemente este fenómeno y eso da cuenta de que nuestro sistema supo reaccionar a esto.
¿Qué se puede hacer con esta nueva ley?
Uno de los aspectos más fundamentales es la reconfiguración de lo que se considera la asociación ilícita. Esta ley lo elimina y lo transforma en las figuras de la asociación delictiva y la asociación criminal. En términos sencillos, esto hace menos compleja la investigación para determinar cuando estamos frente a una organización que existe para cometer delitos. Por otro lado, que también es fundamental, nos permite ir detrás de la ruta del dinero. Justamente esta ley nos permite ampliar los distintos tipos de decomiso para llegar a todos los patrimonios que se consiguieron ilícitamente. Una de las formas de combatir el crimen organizado tiene que ver con ir detrás del dinero para desfinanciar las bandas. Todo este abanico de posibilidades nos permite que la persecución penal se haga mejor.