De su libro debut “La lluvia borra todo”, que invita a revivir el Chile de los años ochenta desde la mirada de Alonso, un joven de catorce años que comienza a experimentar procesos cruciales en su vida, conversamos en un nuevo Palabras Sacan Palabras con nuestro compañero, el gran conductor de La Ley del Rock y autor de esta novela, el periodista Patricio Cuevas.
¿Cómo ha sido el proceso de escribir tu primer libro?
Yo el ejercicio de escribir lo llevo desde los 11, 12 años, pero nunca había resultado en nada. Uno se tiene que hacer el tiempo para un oficio. Siempre traté de escribir en tiempos que consideraba “muertos” y nunca resultaba. Cuando yo decidí que había un espacio para poder hacerlo porque me lo armé fue cuando me resultó. Empecé a escribir como siempre lo hacía y empezó a fraguarse más seriamente el trabajo. Le dedicaba una franja horaria en ciertos días de la semana. Tenía que considerarlo como un oficio y era super bonito. Creo que uno tiene que dedicarse a algo que te apasione, a mi me costó más de 40 años y resultó por fin.
¿Qué pasa con Alonso, el protagonista?
Alonso es muchas personas que yo conocí o que admiraba. La definición del personaje ocurre cuando me doy cuenta de que, lo que lo lleva a construir esta historia, es darse cuenta de que hay cosas que no funcionaban y el no las entiende En el primer párrafo del libro se va el papá de la casa y él no entiende por qué, pensando que sus papás nunca peleaban. Este mundo es el mundo de la dictadura, donde la gente se “sapea”, se saca cosas en caras y se pierden cosas. Él va cambiando y va descubriendo los finales de las historias que empieza a hurguetear. Hay dos personajes que son completamente inventados: el papá de Alonso y la vecina de la esquina que él piensa que es una bruja. Son dos elementos que vienen a joderlo, el padre por la ausencia y por las decisiones que va tomando porque va encontrando recuerdos que como niño pensaba de una forma y que ahora se da cuenta de que son otros. Ese cambio es lo que va haciéndolo reflexionar sobre su posición en el mundo y en el Chile de la dictadura y lo cambia como persona.
¿Cómo fue para ti crecer como adolescente en dictadura?
Fue para mí un entorno de clase media. No tengo familiares directos que fueran afectados por el exilio o la tortura, pero si sabía de muchas historias. Una de las cosas que más me sorprende de ese periodo era el típico argumento de que éramos muy jóvenes para haber vivido eso, que estábamos muy chicos para entender, a pesar de que a mis 9 años sabía perfectamente qué es lo que hacía la dictadura, secuestrando y desapareciendo gente. Me informaba a través de literatura y de prensa que me llegaba a la casa. Eso va tejiendo otro espacio y también estaba este otro entorno de las miradas con sospechas. Era un entramado cultural del que no se habla mucho, porque mucha gente quería ayudar a las fuerzas de orden. Esa cosa horrorosa está en estas páginas. Creo que la gente que lee esta novela se da cuenta de que la presencia de la ultraderecha hoy es una reacción de que la gente vive con miedo. Siento que ese miedo no se ha ido, que hemos construido una democracia con mucho esfuerzo, que tiene fragilidades, pero que tiene los mismos miedos de hace 50 años. En la novela está planteado de manera nostálgica y creo que la gente de 30 o 50 años van a encontrar algo ahí y van a cachar que la novela interpela la idea del Chile de hoy, con miedos que no se han ido y que provocan que el país sobrerreaccione políticamente ante ciertos eventos.
¿Cómo son los descubrimientos de Alonso?
Intenté retratar una juventud de otro tiempo, sin pantallas, que se encuentra en el lenguaje, en el no saber tratar a las mujeres y tratarse mal. A la luz del libro pretende ser divertido. Hay un personaje femenino del cual el protagonista se enamora y establecen una relación, pero todo es frágil producto del entorno. Está la dictadura del fútbol también como una de las herramientas masculinas de la época. No me aboco a describir detalladamente la cultura de ese entonces salvo por aspectos narrativos. Yo siento que una persona de 15 años, con un lenguaje y un trato distinto, puede encontrar singular y entretenido este libro.
¿Qué descubre musicalmente Alonso?
Él conoce mucha música en inglés, pero ha sido criado protectivamente y no conoce mucho más. Empieza a explorar las radios de onda corta y la música en español, conoce a Los Prisioneros o bandas clásicas hispanoparlantes.
¿Cómo es la experiencia de abrir el alma y estar expuesto a la crítica literaria?
No sé. La verdad es que uno no pretende escribir para la crítica, que es lo que me han dicho personas del mundo literario, que es un mundo que yo no conocía.. Entrar en este ámbito es pisar un mundo desconocido. Tiempo para preocuparme de las críticas no he tenido, pero sé que habrá una transición entre la curiosidad de que escribí una novela y las apreciaciones cuando ya la estén leyendo. Me da mucha ansiedad eso. No pretende ser un texto que venga a refundar cosas, en este caso es el libro que leerías si no lees tanto, que te llevarías en un terminal de buses o un aeropuerto, pero también es un libro que te invita a ver más allá si te gusta la lectura. Creo que no le sobran palabras, espero que se sienta así.
Viene luego un ensayo sobre Patricio Manns, ¿En qué está eso?
Paralelamente estuve haciendo eso sin querer que las cosas coincidieran. A través de Tucán Ediciones están haciendo una edición de cantautores y se acercaron a mí y les dije que había fallecido Pato Manns, que nadie había hecho algo sobre él y que yo le había una entrevista en la UDP en 2016 que fue muy especial porque fue muy fabulada por él. Nunca sabías si te estaba contando la verdad o no. Todo eso está en este libro que vamos a presentar el domingo 18 en la Furia del Libro, que es un ensayo, es más un trabajo periodístico. Estoy contento de que haya esta coincidencia de que mi novela salga tan junta a esta otra obra.
¿Se vienen más novelas?
Ya estoy trabajando en otra cosa.