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Día del Baterista Chileno: ¿por qué se celebra el 25 de julio?

El Día del Baterista Chileno se celebra cada 25 de julio en nuestro país, y tiene como fin destacar la labor de los percusionistas locales.

Gabriel Parra Machu Picchu Card Web
archivo

Hoy, martes 25 de julio, se celebra en todo el país es el «Día del Baterista Chileno». Sin duda, un músico fundamental en llevar el ritmo en todas las bandas y la música en general.

El festejo se instauró en el 2013, siendo este el sexto año en el que se celebra la fecha.

¿Por qué se celebra el Día del Baterista Chileno?

Este día nace en conmemoración del nacimiento de Gabriel Parra Pizarro, legendario baterista de Los Jaivas y considerado uno de los mejores percusionistas de la historia de Chile. El destacado músico falleció a los 40 años a causa de un accidente automovilístico el 15 de abril de 1988.

«Gabriel Parra tiene el mérito de haber creado una forma singular de interpretar los ritmos de nuestras raíces», dijo el baterista Patricio Salazar, uno de los principales impulsores de la celebración del día, perteneciente a la ex directiva de la SCD (2013)

Gabriel Parra de Los Jaivas

Por técnica, carisma, liderazgo y creatividad, Gabriel Parra se convirtió en uno de los pilares de la creación popular chilena. El impacto ante su talento cundió varias veces entre especialistas extranjeros. Incontables instrumentistas jóvenes locales aseguran haber decidido su vocación luego de ver en vivo la fuerza incombustible del que es considerado, casi sin disidencia, el mejor baterista de nuestra historia.

Con el tiempo, su fuerza pasaría a formar parte sustancial del carisma de Los Jaivas en vivo. Entusiasta, histriónico, pero además elegante y de atractiva reciedumbre. Gabriel Parra era, para muchos, el imán ineludible de miradas sobre el escenario.

Decenas de factores lo fortalecían como intérprete. Su técnica veloz, su guía rítmica (protagónica en canciones como “Corre que te pillo” o “La quebrá del ají”), su diseño impresionante para una batería que, con los años, se convirtió en una máquina apabullante ajustada a sus pretensiones, y que combinaba las partes básicas del instrumento con añadidos como tumbadoras, tormento, maracas, bombo legüero, cencerro, tarka y campanas tubulares, entre otros recursos.

Gabriel Parra no concebía su función dentro del grupo como la de una mera base rítmica, sino como pilar del vuelo creativo y visual que quería que tuvieran Los Jaivas: podía tocar con los pies y, a la vez, soplar una trutruca, o salir a bailar adelante con una máscara de diablo de La Tirana. Ideas tomadas del folclor callejero (como los chinchineros) y el rock progresivo enriquecieron su espectáculo.


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