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Por Equipo Futuro.cl
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Conversamos en Palabras Sacan Palabras con el exministro de Interior y de la Secretaría General de la Presidencia, Gonzalo Blumel, sobre su nuevo libro “La Vuelta Larga”, en donde analiza cuales fueron las salidas que se tomaron para disipar la crisis del estallido social en 2019.
¿Cómo fueron los días del estallido y el proceso de escribir este libro?
«Escribir un libro es un ejercicio muy complejo, y el título también me llevó mucho tiempo. Se han escrito muchas interpretaciones sobre el estallido, pero lo que quise hacer fue exponer los eventos que caracterizaron lo que ocurrió después, en un momento de fragilidad democrática. Por lo tanto, escribir esto fue un desafío, un trabajo de documentación importante, porque este es un relato en el que se exponen hechos más que interpretaciones. Creo que fue una de esas grandes crisis que ocurren en Chile cada 40 o 50 años y que afectó profundamente a la convivencia democrática».
¿Cómo construyó el relato de los inicios del estallido?
«El 18 de octubre marcó el inicio del estallido social, que al principio se caracterizó por una violencia extrema, con la quema de estaciones de metro y el edificio corporativo de Enel, entre otros actos. Comenzó un período de gran inestabilidad, con los militares a cargo del orden público. En ese momento, el presidente Sebastián Piñera me encomendó la tarea de preservar la cordura democrática y de ahí surgió la idea de un acuerdo. A principios de noviembre, Chile Vamos anunció públicamente su intención de buscar una solución, pero no a través de una asamblea constituyente. Luego, se convocó a una huelga general por parte de la Unidad Social, que terminó en un acto violento con la quema de la iglesia de Lastarria. Fue un día muy difícil, y ese día el presidente se encontró nuevamente ante la decisión de recurrir a la fuerza militar para controlar la crisis o buscar una solución política. Los sectores más duros de la coalición de gobierno querían evitar el diálogo y volver a tener al ejército en las calles».
Gonzalo Blumel: ¿Estuvo de acuerdo con el acuerdo?
«El estallido era un problema social y político que necesitaba una solución a través de vías políticas. Los militares estuvieron en control durante 10 días, y el Presidente decidió restaurar la normalidad mediante un cambio de gabinete y un acuerdo social y político. Sin embargo, el 12 de noviembre, la oposición emitió una declaración conjunta muy irresponsable en la que pedía una asamblea constituyente. Lo que socavó el proceso de diálogo entre el gobierno y la oposición. En ningún caso se puede afirmar que el gobierno en ese momento se negó a un acuerdo de diálogo».
¿Cómo fue el momento en que fue nombrado Ministro del Interior?
«Sin dar muchos adelantos, tienes razón en que no iba a ser ministro del Interior hasta la ceremonia misma. Sin embargo, debido a las circunstancias, el presidente me preguntó si estaba dispuesto a asumir ese cargo. Viendo todo lo demás, era imposible decir que no. A pesar de que fue el peor trabajo en el peor momento para Chile, cuando el presidente te plantea asumir una responsabilidad en un momento tan difícil, es imposible decir que no. Si valió la pena o no es algo que no importa mucho porque la historia no se puede cambiar, y si las circunstancias se repitieran y tuviera la opción de elegir, tomaría la misma decisión».
¿Consideró los derechos humanos al establecer el orden público?
«Desde mi perspectiva, estábamos al borde de un colapso democrático, poniendo fin a un mandato democrático. La principal lección que nos dejó la dictadura es que los mandatos democráticos se respetan. Si eso hubiera sucedido, se habría quebrado el principio de la democracia plena que tenemos ahora, y por suerte eso no ocurrió. Esa es una característica de la democracia chilena que debemos respetar y valorar. Porque es la única forma de avanzar como país y asegurar que las crisis tomen el mejor camino».
¿Cuál es ese quiebre?
«Las crisis pueden ser de diferentes naturalezas, pero lo que quiero destacar es que el conflicto que pudo haber surgido podría haber tenido consecuencias muy negativas. Es una confirmación de ciertas instituciones y cierta convivencia» cerró diciendo en entrevista con La Radio del Rock, Gonzalo Blumel.