Vivimos en una sociedad tan activa, que las personas el único momento en el que de verdad descansan, es cuando duermen. Algunos trabajan el día completo, mientras que otra parte de la población tiene una jornada laboral definida, pero que, dejándola, en sus horas libres de todos modos están «produciendo» de alguna manera. Sin embargo, una u otra, ambos casos coinciden en que no se detienen en ningún momento, hasta que llega el momento de acostarse a dormir.
En este fenómeno es donde en algunas discusiones aparece lo que llamamos «ocio», que culturalmente puede incluso llegar a estar mal visto. No obstante, en realidad podría estar bastante subestimado en cuanto a lo que implica el bienestar del ser humano.
Esto y mucho más es lo que aborda el libro «Sistema Nacional de Ocio para Chile», del que pudimos obtener detalles conversando en Palabra Que Es Noticia con su autor, Jorge Rosales-Salas.
¿Cómo llegó a ser el tiempo el objeto principal de tus investigaciones?
Digamos que mi carrea académica ha sido interdisciplinaria. De formación base, soy ingeniero civil industrial. Luego hice un magister en finanzas. Me vine a Santiago para hacer un doctorado de sistemas de ingeniería. Pero es mi tesis la que revolucionó mi vida, porque en un ramo del doctorado que se llamaba “Libre economía avanzada”, pusieron como variable en una formula el tiempo, y eso para mí fue una variable más. Con eso me di cuenta que el tiempo tiene valor, y que el tiempo puede cuantificarse, por lo que puede generar desigualdad, el tiempo vale. En ese doctorado mi tesis fue la economía del tiempo y empecé a sacar “formulitas”, valores, la desigualdad de genero con los números, y viendo muchas variables con números. Ingeniería pura. Pero, saliendo del doctorado, me comentaron en una de mis conferencias internacionales, que mis modelos eran lo mas neoliberales del mundo y que mercantilizaban los minutos del día a un valor cuantitativo, y eso significó para mi un punto de inicio para empezar a averiguar otras aristas, indagando mucho en las ciencias sociales como algo más autodidacta desde una perspectiva en base a la ingeniería. Pero el tema de pobreza de tiempo y de la reducción de la jornada es algo con lo que estoy lidiando día a día, dado que creo que mi misión académica – liberal es que las personas trabajen menos tiempo y ganen más. Pero, como académico, yo no puedo hacer que usted gane más, entonces puedo entregarle evidencia al gobierno de turno para que todos trabajemos menos. Tengo la idea de que, así como en Europa se están escapando de las 40 horas, yo tengo una coordinadora por las 32 horas, y yo creo que Chile debería mantener la reducción de la jornada de las 40 horas. Tengo la responsabilidad propia, de que en estos cinco años para que por ley lleguemos a las 40 horas, sigamos hasta las 32.
¿Cuál es el beneficio de ese ocio al que te refieres y qué significa “ocio”?
El ocio es distinto al descanso. El descanso es parte del proceso productivo, es simplemente una pausa de la jornada laboral para que usted recargue las pilas y siga trabajando al sistema. El ocio es un derecho fundamental, es una serie de actividades que realizamos en el tiempo libre que tenemos (si es que lo tenemos), y llevan a cabo un desarrollo personal y desarrollo comunitario y realización personal. Ahí entramos a la filosofía de que, si nosotros tenemos un propósito en esta vida o no, entre el existencialismo, el nihilismo; y vemos si realmente hacemos algo con nuestra vida porque necesitamos hacerlo, o encontramos nuestro propósito, o porque derechamente creemos que lo tenemos. El ocio necesita también infraestructura, por eso, este libro lo planteo desde el punto de vista que el gobierno esta creando un sistema nacional de cuidados desde el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, y creo que, desde la reducción de la jornada laboral y un sistema de cuidados, esto debería conversar con un Sistema Nacional de Ocio.
.¿El ocio no es estar echado mirado el techo?
La cuestión aquí es ver cuál es el tema con el estar echado. Hay un sistema que critica el estar echado mirando el techo. Nosotros con nuestro tiempo libre tenemos el derecho de hacer lo que nosotros queramos y si yo quiero estar echado mirando el techo, también hay beneficios fisiológicos y biológicos que nos dicen que el cerebro descansa.
¿Cómo se mide el beneficio del ocio económicamente hablando?
Económicamente es la productividad. Dentro de un rango de reducción de horas de trabajo, la productividad hace que aumente el output. Por ejemplo, el tema de que un canal de televisión, hace unos años atrás, hicieron un piloto de conversación en una panadería. Le preguntaron al panadero si alcanzaba a hacer lo mismo o no en las 40 horas, y como GC del programa, pusieron que los “trabajadores no quieren trabajar menos”. Esto nos dice que hay una cultura detrás que involucra a la persona que en cada momento que esté despierto tiene que estar haciendo algo. Necesitaba hacer esto como divulgación porque creí necesario que como sociedad civil tenemos la responsabilidad de acompañar. El Gobierno de turno no tiene todas las herramientas o recursos para estar pensando en cosas como el ocio, porque si ven a alguien en La Moneda hablar de esta materia lo van a tildar de flojo o de floja.
¿Cómo defines tu ese Sistema Nacional del ocio?
En términos generales, es una estructura de políticas y prácticas que involucran múltiples aristas para poder crear condiciones básicas para que la gente pudiera realizar ocio. Por ejemplo, hay legislaciones para el trabajo, para el salario mínimo, para la educación, que son actividades fundamentales de las actividades día. En el trabajo domestico se esta tratando de revisar que haya una legislación para que las personas que no han cotizado, como lo son las mujeres que son jefas de hogar y nunca lo han hecho tengan un monto mínimo de base.
¿Qué opinas del sistema de cuidados que se está discutiendo en el proceso constitucional actual?
El hecho de tener un sistema de cuidados nos hace preguntarnos: ¿quién cuida a las que cuidan? Y ese cuidado tiene que ver mucho con salud mental y física y esparcimiento y ocio. No hay que desmerecer. Incluso, hay quienes consideran que el dormir no es una actividad de ocio, sino que una actividad de cuidado personal, pero si fuese ocio, la recomendación de fundaciones nacionales e internacionales, es que un adulto, mayor de 18 años, tiene que dormir entre siete y nueve horas, cuando los chilenos no duermen más de seis, y más encima tenemos una sola encuesta que es desde el 2015, que no nos permite calcular y hacer políticas publicas en base a datos demostrados.