Hoy en Palabra Que Es Noticia conversamos con Luis Salamanca, prevencionista de riesgos.
Han sido jornadas de intensas lluvias en la zona centro sur del país, con crecidas de ríos, anegamientos, personas evacuadas y nuevamente perdidas millonarias para quienes habitan los sectores más afectados. Dado el complejo escenario, cabe la pregunta de si es que estos efectos, provocados por las precipitaciones, podrían haberse evitado y si es que Chile cuenta con las herramientas necesarias para anticipar pronósticos y evitar tragedias de este tipo.
¿Son muchas situaciones que se repiten a lo largo de los meses?
“En la historia moderna de Chile, hemos experimentado muchas situaciones que se han repetido. Es hora de que, con los aprendizajes y la evidencia acumulada en nuestro país, enfoquemos seriamente la gestión estatal más que el gobierno en lo que respecta a la prevención de riesgos naturales. Deberíamos profundizar en el conocimiento de las características de las zonas habitables y no habitables”, señala Luis Salamanca.
¿A qué se refiere con que se pueden evitar?
“Existen algunas medidas de prevención administrativa que están en vigor. Se ha avanzado en ciertos aspectos. Por ejemplo, en la desembocadura de los ríos, donde las inundaciones son previsibles, se han creado organizaciones comunales que nacieron después del terremoto del 27F para prevenir y elaborar planes de prevención. Comunas como Los Andes y San Esteban, que han experimentado eventos climáticos como crecidas de ríos, han desarrollado cierta preparación comunitaria y asignación de recursos para situaciones de emergencia”, indica el prevencionista de riesgos.
“Sin embargo, aún existen deficiencias en la política que no incorpora las experiencias pasadas. Como el evento de la crecida de la Quebrada de Macul. A pesar de que el río Maipo ha inundado áreas que hoy están completamente urbanizadas. La naturaleza es implacable cuando se trata de reclamar lo que le pertenece. En el Maule, vemos cómo se están afectando zonas agrícolas que solían ser inundadas por el río”, afirma Luis Salamanca.
¿La deforestación tiene un impacto en las inundaciones?
“Cuando nos comemos los cerros, por decirlo de alguna manera, donde se han construido en laderas de cerro, lo que vemos en Valparaíso y Constitución con el fenómeno de los incendios forestales, donde la naturaleza, es decir, la flora y fauna natural de una zona, cuando es intervenida por el hombre se cambia el monocultivo y dejo que la misma naturaleza me haga un soporte de un talud, que eventualmente hoy con una lluvia de altas consideraciones, de 50 a 60 milímetros que caen en 24 horas, se reblandecen los terrenos”, asegura el rpevencionista de riesgos.
“La deforestación o la forestación natural impide que estos taludes se muevan o causen grandes daños hacia las intervenciones humanas, pero que sin embargo, no están pensados en la prevención de los riesgos que tiene construir en estas zonas por los eventuales riesgos climáticos”, asevera.
¿Estos espacios no construibles deben cambiar con el tiempo? ¿Cada cuánto se deben renovar?
“Los planos de estas áreas son permanentes. Por ejemplo, en el caso de la ciudad de Licantén, la comisaría y el hospital están ubicados en una zona de inundación, una área predecible. ¿Cómo evitamos esto? A través de la reubicación. Al planificar las ciudades, debemos realizar estudios mucho más profundos que solo considerar la mecánica del suelo. No podemos volver a construir en lugares donde están ubicadas las principales instituciones de Licantén”, concluye en Palabra Que Es Noticia Luis Salamanca, prevencionista de riesgos.