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Esto es Brujería: Una orquesta de monstruos

El nuevo álbum de Brujeria llega mañana en disquerías. Acá está en exclusiva la reseña que Patricio Jara escribió para nuestro sitio.

Brujeria 2023

Brujeria siempre ha sido un proyecto abierto que en cada disco renueva o suma nuevos integrantes. Y “proyecto” es la palabra que mejor la describe, pues se trata de una banda en constante transformación, aunque sin perder el impulso primario que la fundó allá en Los Ángeles, California, en el lejano 1989. Su debut vino al año siguiente, con el brevísimo el EP “Demoniaco” (5:51).

Desde ese momento han pasado más de treinta años, con temporadas de gran productividad y otras de silencio mortuorio. No por nada entre su tercer álbum, “Brujerizmo” y el siguiente, “Pocho Aztlán”, hubo dieciséis años. Como sea, en el último tiempo Brujeria se ha mantenido en actividad, bien lanzando singles o en largas giras de celebración de sus clásicos.

Es en este contexto que aparecerá mañana viernes (“lanzamiento mundial” le llaman), su nuevo disco titulado “Esto es Brujeria”. En Chile es publicado por Noise Bangers bajo licencia de Nuclear Blast.

Son pocas las bandas latinas que ofrecen trabajos que captan la atención tanto por su forma como su fondo. Dicho de otro modo, podrías pasar de la música y quedarte con el booklet y sus letras llenas de desparpajo. Se toman su tiempo para el asunto. Tal como en el álbum anterior, son textos bastante largos pero certeros, llenos de códigos y guiños que se anuncian desde la portada. En este caso, un pantallazo de feísmo que remite a obras de arte tan horribles como inolvidables. Acá recuerda lo que Larry Carroll hizo para el “Seasons in the Abyss” de Slayer (o “el Slayor”, como lo mencionan en una canción).

Sí, las letras de Brujeria están llenas de joda, modismos, faltas de ortografía y errores gramaticales, pero aquello le da un toque de genialidad para hablar, muy en simple, de los problemas del mundo de hoy mediante la denuncia, la ironía o bien la mofa sin aliños, como el diálogo que abre el disco y presenta “Esto es Brujeria”, el primer tema, que tiene un riff atronador acompañado de un blast-beat que nos recuerda que los bandidos no se desprenderán nunca de su lado grindcore, aun cuando venga acompañado de trompetazos de mariachi.

Es un disco largo. Tiene dieciséis canciones y pasa los cincuenta minutos. Se diría que el primer tercio (en que prosigue con “El patrón del reventón”, “Estado profundo” y “Bruja encabronada”) se ancla en la velocidad que poco a poco va tomando matices hardcore, con mucho groove pese a la simpleza en la construcción de las canciones. “Mexorcista” y “Bestia de la muerte”, inspirada en el tren mexicano atiborrado de inmigrantes que tratan de llegar a la frontera con Estados Unidos, son un buen ejemplo.

Lo mismo “Tu vida loca”, una advertencia espeluznante de lo que les espera a los jóvenes “fuera de la ley” si llegan a caer presos. Parece ser la cara amable de “Consejos narcos”. Sin embargo, el ingenio y la joda no pierden protagonismo. Ahí está “Perdido en el espacio”. Sí, OK. Es sobre la serie de televisión, pero tiene algo más. Parte en el hastío y termina en otro lado. Notable.

Lo que hace Brujeria parece simple, pero no lo es. Menos en el metal, donde tanta letra se hace a la rápida y sin mucho esmero. Acá no es el caso. La voz no es un instrumento, es un complemento. Y sigue siendo fundamental el aporte de los otros vocalistas históricos: Fantasma y Pinche Peach, a los que se suman los bramidos de Sangrón y La Encabronada.

Así camina esta pandilla cada vez más numerosa. En los créditos del disco figuran trece participantes. Toda una orquesta, como se ve, cuyos miembros bien sabemos quiénes son: músicos experimentados de diversas nacionalidades, entre ellos, nuestro Criminal, guitarrista que por lo demás es el responsable de casi la totalidad de la música. Se nota la mano. “Pocho Aztlán” quizás tuvo demasiadas ideas arrejuntadas.

Los últimos discos de Brujeria se componen y graban en estudios de distintos puntos del planeta. Esta vez, la mezcla y masterización estuvieron al cuidado de otro chileno, Seba Puente, de Audiocustom, y el resultado confirma el creciente prestigio del ingeniero.

Si bien los últimos tres temas (“Covid 666”, “Lord nazi ruso” y “Cocaína”) ya habían sido publicados, y su presencia puede entenderse como un bonus que completa el lado 4, en la edición en vinilo doble, “Esto es Brujeria” es un disco contundente, bien trabajado y, sobre todo, bien armado en la secuencia de canciones: hay variedad y sorpresa, algo que tanto cuesta encontrar. De Brujeria puedes decir cualquier cosa, menos que te aburren o le deban algo a alguien. Vienen de vuelta. Hace rato.


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